- ¿Dónde has estado cariño? – me dijo mientras me acariciaba la cara – Con el frío que hace por la calle deberías de haberte llevado una chaqueta o algo.

- Mamá, no hace tanto frío, fui a entregarle los apuntes a Angy porque faltó hoy.

- Hola señora – Angy saludó a mi madre con un gesto alegre a la vez que le dio dos besos. Hacía bastante tiempo que Angy no veía a mi madre y viceversa, por lo que sé es que se tenían mucho cariño, mi madre la trataba como una hija más y siempre ha aprobado mis salidas con ella ya que a mi madre le parecía una buena chica.

- ¿Quieres quedarte a cenar Angélica?.

- No sé señora, no le he dicho nada a mi madre.

- Llámala si quieres, sería bueno tener tu presencia al menos hoy.

- De acuerdo – Angy y yo nos miramos por un momento y sonreímos a la vez. Hacía mucho que no comíamos juntas y ya iba siendo hora de recordar los viejos tiempos.

Angy no se lo pensó dos veces cuando mi madre le ofreció cenar en mi casa por lo que llamó a su madre desde el teléfono de mi cuarto. Estuvieron hablando unos cinco minutos, no más. Cuando terminó de hablar con su madre, yo seguí ordenando mi dormitorio ya que había algunas cosas por medio, Angy se conectó a mi ordenador y dio la casualidad de que Antonio estaba conectado en su ordenador. Pero ni él habló con ella ni ella habló con él. Tampoco yo le dije de hablar con él, porque era evidente de que no me iba a contestar porque estaría haciendo cosas más interesantes, además quería saber cuánto podía durar sin hablar con él, me quería poner una especie de meta a mí misma. Aunque yo sabía que no iba a durar mucho, pero por intentarlo no perdía nada, así que le pedí a Angy que se desconectase para no caer en la tentación. Al poco tiempo de apagar mi ordenador nos llamó mi madre para bajar a cenar. Bajamos con mucho ímpetu a cenar aunque mi hambre no era atroz no tenía otro remedio que comer lo que me pusieran sin rechistar, parecía una niña pequeña porque mi madre aun me seguía diciendo que o me comía lo que me ponía por delante o me lo comía para la siguiente hora de comer. La verdad que cada vez comprendo menos a mis padres, lo mismo soy mayor o pequeña, según les dé a cada uno. Había para cenar filetes empanados con patatas fritas y ensalada, que evidentemente yo no iba a probar porque no me iba a caber más nada, pero no quitaba la posibilidad de no comer si me quedaba con hambre, que sería algo extraño. Mi padre no se presentó en la mesa, porque aún no había llegado de trabajar, digamos que me libré un poco de la bronca que me pudiera caer y Angy se libró de explicarle que estuve en su casa dándole mis apuntes de hoy. Pero sí que estaba mi hermano, el odioso de mi hermano, aunque el odio a él se descompensaba con el respeto que sentía por mi madre, por eso nunca he peleado gravemente con mi hermano, porque mi madre se ve afectada por nuestros enfrentamientos, aunque poco iba a durar la paz en la casa, sabía perfectamente que cuando se fuera Angy saltaría con que me fui de casa sin el consentimiento de nadie, aunque prefiero no hablar muy alto porque si no sucede me libraría de una buena. Eran las diez y media de la noche cuando Angy se tenía que ir a su casa, así que mi hermano se ofreció a llevarla a su casa para que no tuviera que ir sola, porque aunque no fuera muy tarde hacía un poco de frío y por muchas chaquetas que le ofreciera no iba a quitarle el frío nadie. Cogió el coche de mi padre y mi hermano junto con Angy se fueron alejando poco a poco mientras yo le despedía con la mano.