viernes, 11 de junio de 2010


-Ese tipo de chantaje el cual me estás haciendo no sólo me afecta a mi, sino que a ti también, así que creo que no les contarás nada.

-Pues quiero saber el problema en el que estabas metido, porque seguro que es demasiado importante como para que ahora vengan a buscarte.

-Sí, bueno. No es importante, pero es lo que dicen "hoy por ti, mañana por mi", así que sólo me queda acatar sus peticiones, y no quiero que te veas entrometida en todo este asunto por mi ... Por no saber llevar bien mis deudas con la gente.

-¿Y te has enfadado por qué yo no iba a pasar el día contigo?.

-No exactamente, me he "enfadado" - puntualizó en el adjetivo enfadado dándole un énfasis irónico - por todo lo que te estoy haciendo pasar, por todo el daño que te causo.

-Eso no es así cariño, sabes perféctamente que yo soy ya en sí un problema, así que no quiero meterte en más problemas.

-Mira, te contaré lo que pasó, pero no con pelos y señales como tú dices. Te dije que estuve en un centro de desintoxicación, sí lo estuve pero también estuve en la carcel una temporada hasta que pagaron la fianza para que pudiera salir. Te contaré el porque de que me encarcelasen, pero primero voy a contarte como se las gasta esta gente. Ian, el cabeza del grupo, siempre nos buscaba trabajos, trabajos que eran un tanto peligrosos, es decir, desde buscar a sus presas hasta traficar con droga, lo de buscar a sus presas es buscar a las personas con las que empezó una pelea pero no la finalizó por algún que otro motivo. Cada cual tenía un trabajo, y a mi me tocó el de traficar con droga, aunque anteriormente sólo lo hacía con billetes falsos y con armas, entonces cuando fui cogiendo experiencia me mandó el trabajo de traficar con cocaina. Era un trabajo fácil, por decirlo así, pero muy sucio, bastante sucio. El ver como chicos de tu edad o mucho menores que tú pagaban por drograrse y que tú fueras el culpable de ello, pero nosotros éramos un grupo sin sangre. Una vez me tocó guardar cocaina en mi habitación, aquí mismo, en mi casa, y ahí es cuando me cogió la policia, no sé quien dio el chivatazo, sólo sé que me quería morir de la vergüenza cuando mi madre pasó aquel bochornoso momento. Pasados unos siete días u ocho, Ian fue a la carcel, pagó mi fianza y salí ileso de allí, pero por muy poco tiempo, porque me puse de nuevo a traficar con droga. - del modo en el que iba contándolo todo y del modo en que cada palabra que salía de su boca era como un puñal cada vez me emocionaba más aquella historia, tanto psicológicamente como moralmente.

0 comentarios:

Publicar un comentario