jueves, 10 de junio de 2010

-Papá quería saber si suponía una molestia para ti dejarme salir mañana.

-Estás castigada Ester, no sé cómo te atreves a siquiera preguntármelo.

-Pues te lo pregunto porque pensé que me ibas a dejar, pero bueno llamaré a Daniel y le diré que no me dejas ir, que remedio quedaremos otro día. Después de tanto tiempo que he estado sin verle y que podía pasar un día con él y sus amigos – realmente no sé si le estaba dando pena mi tono de voz, pero lo único que estaba haciéndole era chantaje emocional, mis ganas de salir con Daniel y los pijos de sus amigos, bueno realmente no les conozco pero con lo divino que se cree Daniel pensé por un momento que eran igual que él, eran pocas o más bien casi ninguna pero por salir de estas cuatro paredes daría lo que fuera.

-Espera, ¿Daniel?, ¿el mismo Daniel que iba a jugar con tu hermano y tú a casa?

-Exacto, aquel chico rubio de ojos azules que vivía al lado de nuestra casa.

-¡Ah!, bueno no sé, si te dejo salir que no sirva de precedente para que me pidas de nuevo que te deje ¿de acuerdo?.

-Gracias papá, te prometo que no te pediré nada más - ¡que se lo cree él!.

Me fui de la cocina con una sonrisa de oreja a oreja, y no porque iba a ver a Daniel sino porque mi chantaje emocional había funcionado tal y como yo esperaba. Sin embargo me daba a mí que mi padre se pensó algo que no era, como que a mi Daniel me gustaba o algo por el estilo, pero vamos que si pensó eso me da igual porque seguramente me dejará salir más de una vez sin que yo tenga que pedírselo, pero si no es así, este será el único día que pueda salir sin que mi padre se entere por supuesto.

Subí a mi habitación para dormir ya, pero antes de nada tenía que llamar a Angy y contarle que se preparase que mañana nos esperaba un día de bolos. Así que cogí de nuevo mi móvil y busqué en mi agenda el número de Angy.

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