sábado, 12 de junio de 2010


Al fin llegué, después de unas duras caminatas y después de desplazarme corriendo lo que ninguna solterona con trabajo estable, una hipoteca que no se puede permitir y unas rebajas de por medio, correría lo que yo corrí en esos diez minutos, que parecieron veinte o más. Eran si no me equivoco y mi móvil tiene la hora bien, casi las diez de la noche, nada mal para estar a la distancia que está la casa de Angy, y la lentitud de mis piernas, claro. Abrí la puerta de la entrada hacia el pequeño jardín delantero que tenía mi casa, cerré posteriormente con el pestillo y llamé a la puerta de mi casa. Me abrió mi hermano, como no, siempre con las dos orejas puestas en el timbre de casa.

-La que te va a caer maja ...

-¿Qué me estás contando? - me quedé a cuadros, porque cuando mi hermano dice eso, pocas cosas buenas se me pueden pasar por la cabeza.

-Nada, entra, entra ...

-Que poco me fío de ti, Rubén.

Entré sigilosamente, mientras mi hermano, mi queridísimo hermano "el liante", cerraba la puerta. No se oía ni una mosca, eso hacía alusiones a bronca seguro. Me quise escaquear, pero hoy parece ser que no es mi día de
suerte.

-Ester, ven aquí - dijo mi padre con un tono de voz poco amable.

-¿Si papá?.

-¿Qué son estas horas de llegar? - la imagen de mis padres sentados en el sofá de las broncas y mi hermano al lado con su sonrisita en la boca, me daban ganas de abofetearle, hasta que se le calleran los dientes, pero no puedo hacerlo más que nada porque yo no soy así y porque de dos bofetadas que yo le daría, él me daría el doble o el triple, pero por si acaso yo me quedo quieta, ¡ah! y tampoco he mencionado la presencia de mis padres, por ellos es por los que mi hermano aún sigue con vida después de aguantarle 17 añitos.

-Pues llego a estas horas, porque he estado en casa de Angy haciendo un trabajo de Proyecto Integrado sobre la Economía de los años 60 y 70, es más le dejé una nota encima de la mesa de este mismo lugar a mamá, porque cuando llegué a casa mamá estaba dormida en el sofá y me dió pena despertarla por eso le dejé la nota, pero también la llamé para decirle que estaba en el centro comercial comprando que había una fila de gente en la caja y que no iba a venir a comer y que tal vez me pasaba después antes de irme a casa de Angy, entonces yo no sé donde está el problema de que haya llegado a estas horas, si he avisado.

-Eso es mentira, porque cuando tu madre se ha despertado no ha visto ninguna nota, lo de la llamada no lo pongo en duda, pero no había ninguna nota.

-Papá, eso es imposible si yo ...

-Ni papá, ni nada, que has tenido toda la tarde y casi toda la noche preocupada a tu madre, por si te había pasado algo - no me dejó terminar la frase, y ya me estaba atancado con sus palabras.

-Vale, pero ¿por qué no me ha llamado?, el caso es que yo he dejado la nota y no sé donde está pero yo la he dejado, te lo prometo.

-Me da igual Ester, el caso es que ya no está.

-Pero yo la dejé, y a mi si que me da igual si está ahora como si no está, yo la dejé y punto - varios segundos después de haberle contestado así a mi padre me arrepentí, pero ya era tarde.

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