
Mi padre furioso de aquella contestación, que la verdad nunca les he contestado a ninguno de los dos, o no al menos así, se levantó, se fue lentamente acercando a mi y cuando me tuvo enfrente, es decir su cara chocaba casi con la mía, levantó la mano y me propinó un guantazo en toda la mejilla derecha. La verdad que no me esperaba esto de mi padre, después de que me diera el guantazo me toqué en la mejilla porque parecía como si me estuviera ardiendo, le miré con cara de odio y asco, no sé si se daría cuenta, pero la verdad me da igual. Posteriormente corrí escaleras arriba, hacia mi habitación, no quería saber nada de él. Cerré la puerta de mi cuarto y me sente en la cama, con la barbilla apoyada en las rodillas y abrazándo mis piernas con mis propios brazos, metí mi cabeza entre ellos para desahogarme con calma.
Así estaba, sentada en mi cama, sin querer saber de mi padre y sin saber nada de Antonio cuando más le necesitaba ... Pero claro, él tiene sus problemas. Me paré a pensar un momento que mi hermano tendría algo que ver en que desapareciera la nota, estaba totalmente segura, no soporta que salga de casa y menos cuando es él quien se tiene que quedar en casa, pero solo porque quiere, no porque los amigos no le inviten a salir, pero claro el verdadero amigo es Antonio y si él está conmigo, no va a estar con el capullo de mi hermano. Me entraron de repente unas ganas tremendas de bajar e ir a donde se encontrase mi hermano y atizarle una bofetada por todo lo que me está haciendo pasar desde que nací.
Llamaron a mi puerta, pero yo no contesté ni nada, no tenía ganas de hablar con nadie simplemente.
-¿Puedo pasar? - preguntó mi hermano, pero yo seguí sin contestarle, le tenía un asco ese mismo instante que si cruza el marco de la puerta puedo lanzarle un puñetazo directo a la cara y partirle la nariz, que eso sería lo mínimo que podría hacerle.
Llamó de nuevo, pero se vé que se cansó, que se iría, porque no volví a escuchar una llamada a mi puerta, mejor porque no quería hablar con nadie, como ya he dicho anteriormente. Pensé que lo mejor sería bajar, y pedir perdón, pero eso sería demasiado ilógico, porque yo no tenía la culpa y sin embargo me la han echado. De todos modos debería bajar a cenar y dormir ya porque mañana tengo clase y no pienso amargarme por una estupidez como esta. Así que me levanté, me sequé las lágrimas como pude, me puse el pijama, las zapatillas de estar por casa y fui al baño antes de bajar, por supuesto que me llevé el móvil conmigo porque ya lo único que me faltaba hoy era que mis padres se enterasen de que estaba con un chico mayor que yo ... Sinceramente yo creo que hasta prefieren que esté con un chico menor que yo, y eso no se lo creen ni ellos. Así que me dispuse a bajar las escaleras e ir a cenar, el ambiente que se respiraba no era precisamente uno de armonía, sino todo lo contrario, era tenso y complicado.
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