-¿Qué quieres mi niña?
-¡Niña que ya tenemos las entradas para la discoteca Rocher!
-¿Si hombre?, ¿las has comprado tu?
-No, no, las ha comprado Antonio ya le he dicho que no debería hacerlo, pero como me prometió que si tu hermano salía de esta nos llevaba a la discoteca Rocher, pues me ha dicho que lo que promete lo cumple ¡así que ya tenemos las entradas niña!.
-¡Que subidon, va a arder Rocher!
-Por supuesto, sobretodo con nosotras allí, pero ¿sabes lo peor?.
-¿Qué pasa? – me preguntó de repente con miedo de mi respuesta.
-No es nada grave, pero es que estar lejos de Antonio, el no poder bailar con el, el no poder estar cerca suya ... Tía eso me jode bastante.
-Si, a mi también me jodería, pero claro es lo único que puedes hacer, eso o decírselo a tus padres.
-Pensándolo bien, prefiero la primera opción.
-La opción más sensata la verdad.
-Bueno capulla que me voy a poner a hacer los deberes, que he quedado con Antonio en que iba a acompañarle al centro comercial a hacerse fotos para el carné.
-¡Ah vale guapa! Que te vaya bien con Antonio en el centro comercial, muchos besos niña.
-Igualmente, muchos besos y espero vernos pronto.
-Y yo, que tenemos que ir de compras te lo recuerdo.
Le colgué y me levanté de la cama, dejé el móvil encima de mi escritorio y cogí la mochila para disponerme a hacer los deberes, solo de pensarlo me daban nauseas, pero no tenía otro remedio. Me senté y cogí el primer libro al azar, economía guay, lo que más me gusta. Me puse a hacer los deberes como si se me fuera la vida en ello. Cuando acabé miré la hora que era, las cinco y media solo, ¿qué hacía yo media hora, hasta que llegase Antonio?. Me levanté y me fui al cuarto de baño me quité la coleta y me dejé los pelos sueltos, me arreglé un poco el tipo y me pinté el filo de los ojos. Cogí el móvil, las llaves y mi monedero. Baje abajo.
-Mamá voy a salir, vengo en un rato, ¿quieres algo?.
-No gracias hija, ¿llevas el móvil?
-Si, mamá, si.
-Vale, pues luego nos vemos hija, ten cuidado.
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