sábado, 12 de junio de 2010


Y me fui para la entrada abrí la puerta y salí de mi casa con tranquilidad, camine por las calles de Sevilla como normalmente hago. Pero esta vez escogí otro camino, porque iba a ir a casa de Antonio, no podía esperar más tiempo estaba deseando verle y estar con el. Así que allí iba a su casa. No notaba nada raro en las calles de Sevilla las personas comprando, niños y niñas pequeños jugando en los parques con sus respectivos padres, muchachos de mi edad con sus motos ... Todo normal. Estaba a dos calles para llegar a la casa de Antonio, si digo la verdad nunca he entrado, no sé como es ni nada, pero sé donde vive porque una vez fue mi hermano a recogerme a casa de Angy ya que era un poco tarde y se paró en casa de Antonio y yo me quedé fuera. Estaba ya en la esquina de su calle, tragué saliva y seguí caminando, no sé porque estaba tan nerviosa, serán los nervios de entrar en una casa desconocida, bueno desconocida por la casa no por las personas que la habitaban aunque tampoco conocía a los padres de Antonio ... Vaya novio que tengo, que ni me presenta a sus padres. Llegué a la puerta y llamé. De momento no me contestaba nadie, y llamé de nuevo y escuché un “voy” desde casi el otro lado de la casa.

-Hola, ¿está Antonio?.

-Claro pasa hija – me abrió su madre que estaba con ropa llena de pintura y me imaginé que estaba pintando, no sé que parte de la casa, pero lo único que puedo decir que la pintura era de un naranja claro – Está arriba en su cuarto, sube si quieres.

-Gracias señora.

-No me llames señora guapa, llámame Fani con total confianza.

-Gracias señora, digo Fani – y empezamos a reírnos – Yo me llamo Ester, encantada.

-Igualmente, tú debes ser la novia de mi chiquillo ¿no?
Me quedé un poco anonadada, ¿cómo puede ser que no la conozco y sabe que soy la novia de su hijo?.

-Si, exacto, ¿y como sabe ...? – no me dejó terminar la frase cuando empezó a hablar.

-Lo sé porque mi hijo no para de hablar de ti, esta lo que se dice “enchochado”. Pero mira por una vez en su vida ha asentado cabeza y se ha buscado una muchacha simpática, guapa e inteligente.

-Gracias – y empecé a ponerme colorada después de tantos elogios – Sino le importa subo a su cuarto.

-No, no me importa, sube estará estudiando o dios sabe lo que estará haciendo lleva ahí desde que terminamos de comer.

Como me dijo su madre, subí las escaleras, realmente no sabía cual era su cuarto, pero me llamo la atención un cartel que ponía “sin llamar no se puede pasar” y deducí que podría ser de el ¿de quien sería sino?. Llamé a la puerta y ...

-Mamá te he dicho que no me molestes que estoy estudiando.
Abrí la puerta y no se dio ni cuenta de que la cerré también. Me acerqué a donde el estaba sentado. Y le tapé los ojos.

-Con qué jueguecitos ¿no?, vale pues haber eres ... – empezó a tocarme las manos, los brazos, las caderas ... – Ya sé quien eres, ¿qué haces aquí?, dije que iba a ir por ti a las seis.

-¿Con que sabes quien soy y no dices mi nombre?.

-Ester.

-Exacto. Tienes una casa muy bonita y una madre muy agradable, y tu madre también tiene un hijo muy chivato – le dejé los ojos al descubierto y me senté encima de sus rodillas, agarrandome de su cuello.

-Ya, es que sino se lo decía iba a estar toda la vida preguntándomelo. Si le tuve que decir hasta de quien eras hija.

-Lo sé, si me ha reconocido en cuanto le he dicho mi nombre, ja, ja, ja.

-Bueno, entonces ¿qué haces aquí?, quedé contigo en que iba a recogerte a la seis.

-Si, pero es que no podía esperar más, estaba aburrida en casa, ya había terminado mis deberes y no tenía nada que hacer.

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