-¿Qué te pasa?, ¿qué te ocurre?, ¿dónde estás? ... Espera que en un momento voy para don ... – me dijo nervioso al oír aquellos gritos.
-¡No espera! ¡Que estoy feliz porque mi padre me ha dejado ir a la discoteca Rocher! – le dije mientras me reía de cómo reaccionó a mis gritos.
-¡Bien!. Yo ya tengo comprada mi entrada y la tuya.
-¿Y como sabías que iba a ir? – le dije arqueando una ceja aunque el no me viera.
-¡Soy Rapel Ester!
-¡Venga ya, déjate de cachondeos! – le dije mientras reía.
-Vale, no lo sabía pero por si acaso te la compré y si no venías bueno por lo menos te la iba a dar de recuerdo.
-¡Que bueno eres mi niño!
-¡Por mi te compraría hasta el cielo! Lo que pasa que hay demasiados ángeles allí arriba y si te llevo destacarías y te mirarían mucho y como sabes que soy un celoso prefiero tenerte para mí solo.
-Ja, ja, ja, ¡que tontito eres cariño! Sabes de más que soy tuya en cuerpo y alma.
-Ya lo sé.
-¿Sabes? Hoy he vuelto a ver a un amigo mío de la infancia. Hacía mucho que no sabía de el y hoy por casualidad nos hemos encontrado en la parada del autobús, ha cambiado mucho, por cierto no se lo he dicho a mi hermano ... Bueno si eso ya lo verá en la fiesta.
-¿El también va?
-Claro, el también me ha invitado, pero como no sabía lo de Angy o no ... Bueno en realidad le acepté la invitación lo que pasa que si el hermano de Angy no se recuperaba no pensaba ir, era por no quedar mal delante de el.
-Ya claro ... – me dijo un poco mosqueado.
-¿Y ahora que te pasa? – le pregunté aturdida.
-No nada, solamente que a el le aceptas la invitación y a mi ...
-Eh, eh, para el carro bonito, yo le he aceptado la invitación por no quedar mal, que después de casi 10 años sin vernos no quería ser descortés con el.
-Ya bueno, te comprendo – me dijo pero sin estar aún muy convencido.
-Bueno pues voy a llamar a Angy, ¿por cierto sabes que su hermano ya está recuperado?
-Claro que lo sé.
-¡Joder te enteras de todo! Y antes que yo, ¡eso es injusto!
-Esta vida es injusta Ester, no me he enterado antes que tu ni nada, mi madre me mandó a recoger un vestido suyo a la tintorería y como pase por el hospital me pasé a verle, solo eso.
-¡Ah! vale, bueno pues lo dicho que voy a llamar a Angy, para decírselo.
-¡Por cierto! A ella también le he comprado la entrada.
-No deberías habernos comprado las entradas Antonio.
-Os prometí que si salía Angy de esta os invitaba. Y lo que digo lo cumplo.
-Ya bueno ... Pues gracias de mi parte y de la de ella – le dije mientras sonreía pero claro el no me veía – ¡Te quiero!.
-Y yo cariño, no sabes cuanto.
-Seguro que no más que yo.
-Seguro que sí, ya lo comprobaremos. ¿Me acompañas esta tarde al centro comercial?.
-¿Para qué?.
-Para hacerme fotos tipo carné en el fotomatón.
-¡Ah genial! Claro que voy contigo mi niño.
-Muchas gracias nena.
-De nada, ¿a que hora quedamos?
-Sino te viene mal a las seis.
-No tengo nada que hacer, ahora me pondré a hacer los deberes y tal. ¡Te quiero! Chao mi niño.
-Hasta luego mi niña.
Y colgué para llamar a Angy, pero primero me fui al baño a lavarme los dientes, tenía el sabor de las lentejas aún, ¡agh! Que ascazo. Cuando termine de lavarme los dientes, me hice una coleta no soportaba tener siempre los pelos en la cara y menos cuando me iba a poner a hacer los deberes, ¡porque es que no veía nada!. Cuando llegué a mi cuarto cogí el móvil, me senté en la cama y llamé a Angy que en estos momentos estaría en el hospital con su hermano, pero bueno daba igual porque tenía que darle la buena noticia ¡y no podía esperar más!.
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