sábado, 12 de junio de 2010


Me bajó y ya estábamos en la entrada de la pista de hielo, primero entró el y luego agarrándome de una mano me ayudó a entrar. En cuanto que entré tenía el presentimiento de que iba a caerme, pero no sé porque no me caí ... ¡Ah sí! Porque me tenía agarrada de las manos, que si no me pego un culazo que no es normal.

-Haber, tienes que tener la cuchilla de los patines dominada, sino te caerás en cuanto te suelte.

-¿Y cómo sabes tú qué voy a caerme?

-¿Probamos a ver?

-No, mejor no.

-Vale, bueno pues entonces agarrate bien de mis manos y no las sueltes ni por asomo.

-Vale ¿Y aparte de eso?

-Déjate llevar solamente, yo iré guiándote hasta que cojas el truco.

-Vale, yo me dejo llevar.

Me cogió de las dos manos apretándome con fuerza para que no se resbalasen ni nada por el estilo. Entonces cerré los ojos y me deje llevar como el me indicó. El aire a la velocidad que iba me daba en la cara de lleno, en realidad era agradable, hasta que abría los ojos y me daba de golpe y los tenía que volver a cerrar. Entonces noté como se el se paró y me dejó a mi en medio de la pista, sola, sin nadie a mi lado, el se distanció un poco de mi, pero yo como soy tan patosa, no me podía mantener ni una milésima de segundo de pie cuando el me soltara, así que en cuantito que me soltó ¡pum al suelo! Era lo más normal, después de todo no soy ni buena patinadora, ni buena tenista, ni buena futbolista, ni buena esquiadora ... ¡Eso sí!, era buena jugadora de voleibol, en eso nadie me ganaba y ese era mi punto fuerte. La próxima cita, si va a ver otra, será para jugar al voleibol o nos vamos al centro de ocio del centro comercial y hacemos una carrera de coches, ¡a ver quien gana!. Total que al ver que me caí se acercó a mi y tuvo la honradez de levantarme, ya que yo no sabía ni como tenía que levantarme ...

-Te dejo un segundo sola y te caes – me dijo bromeando, más bien que una broma parecía una burla ...

-Ya es que no todos somos tan hábiles como tu – me giré la cara en señal de enfado, pero la verdad que no se inmutó mucho.

-Es solo práctica, verás como la próxima vez vas a patinar mejor.

-No creo que haya otra próxima vez.

-¿Por?

-Ya te contaré.

-Te llevo a casa y esta noche te llamo para que me lo cuentes ¿vale?

-Vale, pues bueno me lo he pasado hoy muy bien, gracias por haberme traído ha sido una experiencia inolvidable.

-De nada hombre es un placer estar contigo, eres muy maja.

-Gracias, tu también.

-Bueno venga, nos ponemos los zapatos y te llevo a casa, ya es un poquito tarde, bueno mejor me dices donde esta la casa de Angy y vamos a recoger tus cosas ¿Vale?

-No, mejor será que me dejes en casa de Angy y ya me iré yo a casa.

-No, de eso nada. Te llevo para quedarme tranquilo de que has llegado sana y salva.

-Bueno, pues como quieras.

-Vale.

Salimos de la pista de patinaje y nos fuimos a los bancos para cambiarnos de nuevo las botas de esquí el por sus zapatos y yo por mis botas de tobillo. Se despidió de Rafa con un abrazo y con un: "ya te llamaré". De nuevo nos fuimos a el pasillo donde estaban las escaleras y los ascensores, pero esta vez cogimos el ascensor en el que habían dos niños con sus respectivos padres, eran muy simpáticos los niños y Antonio no paraba de reírse con ellos porque se estaban haciendo morisquetas. En cuanto llegamos a la columna A5 nos subimos a la moto, nos pusimos el casco y le fui indicando por donde tenía que ir para llegar a casa de Angy. Cuando llegamos llamé a la casa de Angy y ella misma me abrió.

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