sábado, 12 de junio de 2010


Antonio ya nos miraba un poco culpable por todo, pero el sabía que solo tenía que cumplir con su deber y llevarme a casa cuanto antes. Cuando terminamos nuestra escena amistosa, acompañamos a Angy a la planta donde estaba ingresado su hermano. Me despedí de sus padres con un beso, su madre era como mi segunda madre y su padre como un gran amigo, cuando volví a donde estaba situada Angy le di tal beso que por poco no se me quedan los labios en su pómulo derecho de ella. Y Antonio y yo nos fuimos caminando hacia las escaleras no podía quedarme en el ascensor parada esperando a que bajase a la primera planta, me agarró de la mano, sabía que estaba mal, que estaba apenada por Angy, pero el poco podía hacer. Cuando llegamos a la primera planta nos fuimos donde estaba situada la moto, me agarró de la cintura y me acercó a el y puse mi cabeza en su hombro, la verdad que se siente muy protector conmigo y yo se lo agradezco.

-Te quiero – le dije por lo bajini.

-Yo también mi niña – y me dio un beso en la frente –
No te preocupes, ¿vale? El hermano de Angy se va a recuperar, te lo aseguro, sino ya buscaré yo a esa panda pero no los mandaré a la UCI sino al nicho.

-¡No digas eso ni de broma! Te pasa algo ¿y yo qué?, ¿qué hago?, los chicos siempre igual pensando en meterse en problemas – le dije mientras me quité de su lado y me fui enfadada para la moto apartada de el.

-Ester no te pongas así, yo por ti haría lo que fuera y si para ello tengo que morir, ¡moriré a gusto! – me dijo mientras venía andando detrás mía.

Y me paré bruscamente y se chocó contra mi.

-Que sea la última vez que dices esas cosas, no quiero que te pase nada y menos por mi culpa, ¿queda claro?

-Clarísimo.

Cuando llegamos a donde estaba la moto le quitó la cadena, mientras yo fui cogiendo los cascos. La verdad es que para el era más cómodo circular por la ciudad en moto que en coche, pero eso no quiere decir que no tuviera, sino que se sentía más libre. El tráfico le ponía de los nervios y cuando había una cola impresionante de coches se ponía más nervioso aún. Nos pusimos los cascos y nos fuimos camino a mi casa. Cuando casi llegamos el sabía perfectamente donde tenía que pararse. Yo por si acaso antes de irme de casa cogí un cuaderno y me lo metí en el bolso, porque sino mi madre no iba a creer ni una palabra. Me despedí de el con un dulce beso y también me besó en la frente mientras me achuchaba y me daba ánimos.

-Venga Ester mañana volvemos a ir ¿vale?.

-Vale – le miré sonriéndole, a el le encantaba verme feliz antes de irse sino no podía pegar ojo en toda la noche y si estaba triste por mucho que le dijera que no me pasaba nada el sabía perfectamente que si que me pasaba algo, por eso tenía que fingir un poco, porque realmente no estaba bien, pero todo lo hago por el, por ahorrarle preocupaciones, tiene suficiente con sus problemas.

Y se puso el casco y se marchó mientras yo me despedía de el alzando la mano y moviéndola de un lado para otro en señal de adiós. Cuando deje de verle crucé la esquina y me fui para casa. Yo esperaba que mis padres no vieran las noticias o que al menos no las hubieran visto aún, tenía esa esperanza, pero sabiendo como son mis padres se habrán enterado ya de lo del hermano de Angy. Yo seguía caminando pensativa en Angy, en que ocurriría si su hermano moría o si se quedaba paralítico. A lo padres desde luego que les daría algo, pero a Angy le destrozaría la vida por completo. Ellos tienen sus más y sus menos y se llevan como el perro y el gato, pero de ahí a desearse el mal ... Ellos no eran así, estoy completamente segura. Cuando llegué al portal de mi casa respiré hondo, cogí mis llaves del bolso y abrí la puerta, todo estaba silencioso, me daba pánico ese silencio la verdad, pero se escuchaba el sonido de la televisión así que me figuré que mis padres se encontraban en el salón.

-Hola familia – dije cuando entré en casa.

-Hola hija – me dijo mi madre desde el salón - ¿Qué tal te ha ido en casa de Ruth?

-Bien, me ha explicado todo los apuntes que no me dio tiempo a copiar.

-Menos mal, estáis a finales de curso y no es bueno dejarse cosas atrás – me dijo mientras sonreía se veía que estaba orgullosa de mi madurez.

-¿Qué hay de cenar mamá?

-Pues yo no he hecho nada, ¿quieres que te haga algo?

-No, da igual mamá, no importa sigue tu viendo la televisión no te preocupes, me haré un cuenco de cereales o algo así.

0 comentarios:

Publicar un comentario