sábado, 12 de junio de 2010


-Venga vamonos – la verdad que venía un poco más contenta a como la habíamos visto al principio seguramente la compañía de sus amigos le resultaba gratificante y sobretodo cuando estaba en esta situación.

No soportaba ver a Angy triste, me gustaba la sonrisa que tenía y los hoyuelos que le salían al reírse. No quería que estuviera angustiada por lo que le había pasado a su hermano así que de momento no hablaríamos con ella de lo ocurrido haber si se le olvidaba aunque fuera un poco, nos fuimos a la cafetería que había enfrente de la UCI y allí estuvimos tomándonos un café, por supuesto que un descafeinado para ella porque si llega a beber café no hubiera parado de mover la pierna en todo el tiempo que estuvimos sentados en aquella mesa.

-Bueno ¿y que noticias hay por el instituto que yo me haya perdido en un día? – me dijo Angy con aires de interesante.

-Pues no te has perdido mucho señorita, pero lo más flipante de hoy ha sido ver a Carla la empollona con una minifalda, tía yo me partía el culo, joder macho que bueno fue eso.

-La leche falto un día y la empollona de Carla se pone una minifalda, ¡joder! Con lo bueno que hubiera sido verla.

-Bueno y no te cuento nada de cómo se pusieron los chicos de la clase cuando entró por la puerta, no he visto en mi vida tantas risas juntas, es una relamida la tía. Encima llevaba un tupé de eso de los años de Maricastaña.

-¡Joder macho! Que pena que yo no estuve allí para verlo, que sino me habría tronchado de la risa seguro.

-Pues si seguro, hoy todo el mundo me ha estado preguntando por ti, pero claro yo estaba igual que ellos sin saber nada de ti, ¿Cuándo volverás Angy?

-Pues no lo sé Ester, mis padres están hechos polvo y yo no les puedo dejar así, y si muere mi hermano ... – me dijo mientras se le saltaban las lágrimas

-Angy no pienses eso que verás como todo sale bien, no te preocupes, tu ten esperanzas en que va a recuperarse – le dije lanzándole una sonrisa.

-Ester tu y tus sonrisas – me devolvió una sonrisa y creo que por un instante se había olvidado de las preocupaciones que le esperaban de vuelta al hospital.

-Chicas siento tener que deciros esto pero ... – dijo un poco mal porque a Antonio no le gusta dar malas noticias – Ester tu te tienes que ir ya a tu casa, tu madre no va a tragarse que hayas estado tanto tiempo con Ruth ...

-Joder Antonio no puedes hacerme esto, no quiero irme, creo que voy a llamar a mi madre y decirle donde verdaderamente estoy, no quiero dejar a Angy así en esta circunstancias ... – yo sabía que tenía que irme, en realidad no le iba a decir nada a mi madre y tampoco quería volver a casa, pero es que solo la idea de dejar sola a Angy de nuevo en ese hospital, tan silencioso, me daba escalofríos.

-Por favor Ester debes volver a casa, si tu madre se llega a enterar de que le has mentido, puede que te castigue y si te castiga es cuando no vas a volver a venir aquí para ver como está Angy, por favor hazle entrar en razón – y miro a Angy suplicándole que me dijera algo, porque cuando ella dice algo para mi va a misa.

-Venga Ester tiene razón, debes irte a casa no te preocupes por mi, esta noche si quieres hablamos por el móvil, te lo prometo – me dijo mientras me sonreía, su cara de felicidad me alegraba y a la vez me tranquilizaba.

-Bueno vale ... – dije un poco cabreada – Pero que sepas que lo hago por ti Angy, que por mi me quedaría aquí toda la noche, todos el día, toda la semana ... Hasta que le dieran el alta a tu hermano.

-Ya lo sé Ester, pero tu tienes tu vida y no vas a dejar de hacerla normalmente porque haya pasado esto, ¿comprendes? – me dijo mientras me agarraba una mano entre las suyas, parecía que la que estaba mal era yo y me sentía egoísta por mi parte – Ester sé que te tengo para lo que haga falta y tu a mi también, pero eso no quiere decir que si te vas me vayas a dejar tirada, sino que te tienes que ir obligadamente y lo comprendo.

-Te quiero Angy – y me lancé sobre ella dándole un abrazo que un poco más y no la ahogo – Me tienes para lo que quieras, si te pasa algo, ¡lo que sea!, me llamas, estaré disponible las 24 horas del día si hace falta.

-Ya lo sé y te lo agradezco, no sé cuanto va a durar esto Ester pero necesito tu apoyo incondicionalmente.

-Sabes que lo tienes.

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