sábado, 12 de junio de 2010


Arrancó el coche y siguió conduciendo hasta el instituto, faltaban aun veinte o quince minutos para entrar en el instituto, más los minutos que tardaba el profesor en entrar en clase, que casi siempre eran otros cinco minutos. Aparcó un poco distanciado del instituto, para que nadie se diera cuenta de que iba con él, pero de todos modos nos vieron algunas chicas y chicos que iban directos al instituto, pero no me sonaban de que fueran de bachillerato ni estudiantes de formación profesional, seguramente serían estudiantes de secundaria obligatoria. Salí del coche y como si tal cosa, me puse al lado de él como si nos acabásemos de encontrar haciendo un poco el paripé. Lo que yo caí en la cuestión de que Antonio siempre venía en moto al instituto, bueno siempre o casi siempre, y hoy ha venido con el coche, no lo comprendo aunque mi cabeza puede simultaneamente imaginarse el porque "no quería que me vieran con él, y en el coche se puede disimular más", esa era la realidad, no quería que sus ex-amigos me vieran, si estaban por algún lado cercano de por aquí. Casi entrando a las puertas del instituto, me cogió del brazo y me paró por un momento.

-Si te ocurre algo, lo que sea, extraño o te siguen personas o cualquier cosa Ester, por estúpida que sea, me avisas, eso sí, si te siguen o algo, tienes que mirar y ver como son aquellas personas, ¿de acuerdo?.

Me estaba empezando a acordar de anoche, de cuando volvía de casa de Angy y que me seguían por las espaldas, pero no tenía palabras para describir como eran aquellos tipos que a lo mejor ni me estaban persiguiendo, es un dilema.

-Ahora que lo mencionas - le contesté - Anoche cuando volvía de casa de Angy, a las diez y media aproximadamente escuché unos pasos detrás mía pero no tuve el valor de mirar atrás.

-¿Te vieron llegar?, es decir, ¿te siguieron hasta tu calle?, ¿saben cuál es tu casa? - estaba nervioso, al yo haberle comunicado aquella "noticia" se le pusieron los ojos hinchados y los pómulos muy marcados, estaba furioso o mejor dicho preocupado.

-Tranquilo Antonio, tuve un ... dilema moral conmigo misma, y eché a correr.

-Muy bien pequeña - se acercó a mi y me abrazó acariciándome el pelo. En este momento me dio igual si me veía alguien o no y le abracé con todas mis fuerzas, como si se me fuera la vida en ello, como si fuera la última vez que fuera a verle, aunque técnicamente sería la última vez que podríamos tocarnos durante un periodo de tiempo indeterminado.

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