-Bueno, ¿cómo va el grupo? Hace tiempo que no veo a tus colegas – le preguntó Antonio a su primo.

-Pues va genial, la semana que viene tocamos en Tirachinas, en el local ese que es tan famoso.

-¿El qué está en la calle Bella vista?.

-Si, exacto, ese es – le contestó con una sonrisa.

-¿Pero tu tocas en un grupo? – le pregunté yo anonadada, porque la verdad que nunca les había visto en ningún local ni nada y mira que yo con Angy me he recorrido las mil y una calles buscando fiestas ...

-Si, se llama “ The boys bad” – me contestó rápidamente cuando me vio tan entusiasmada en su grupo y no es para menos la verdad.

-Ah, pues lo siento pero nunca lo he escuchado ... – le dije disculpándome un poco por esa contestación.

-No te preocupes mujer, tampoco es que seamos muy conocidos, hemos ido a varios sitios a cantar y tal, pero vamos que no somos mundialmente famosos ... No llegamos ni a la mitad de la fama que quisiéramos, pero bueno que se le va a hacer, nosotros seguimos tocando y ya se verá lo que pasa, además tocamos por diversión, nos gusta y por eso lo hacemos, no para hacernos famosos y tal, dicen que el mundo de la fama es demasiado duro ... – al escuchar esas palabras de la boca de Tomás llegué a la conclusión de que era muy maduro y que no solo pensaba en la fama sino en aprender cosas nuevas – Vamos que si queréis podéis ir, yo os invito.

-Pero ...

-No sería mala idea – dijo Antonio cortándome al principio de mi frase – No habrá ningún problema – me apretó la rodilla por debajo de la mesa alertándome que no dijera nada.

-Si estaría genial, porque no – le dije sonriéndole a Tomás.
Estábamos hablando tan tranquilos cuando de repente nos traen los rollitos de primavera, el arroz tres delicias y posteriormente los tallarines. Nos íbamos a poner las botas y eso que yo no estoy acostumbrada y menos mal que no está mi madre aquí para reñirme sino le dejo el plato limpio, es un alivio la verdad. Trajeron también palillos chinos, yo nunca había utilizado tal cosa, pero entre Antonio y Tomás me enseñaron a cogerlos. Era divertido pero muy complicado aunque pude coger algunos tallarines con los palillos. Tomás se puso a jugar con los guisantes que venían en el arroz tres delicias y por y para su desgracia se le resbaló el palillo y el guisante fue a parar a la cabeza de un “ejecutivo”. Nos hicimos los longuis pero la verdad que creo que sabía perfectamente quienes habíamos sido ... Cuando dejó de mirar nos tuvimos que reír a carcajadas porque no podíamos aguantar la risa. No tardamos mucho en comer ya que teníamos mucha hambre y aparte eran las tres de la tarde y yo normalmente almuerzo a las dos, no creo que eso tenga mucho que ver pero como mi estómago está acostumbrado a eso pues ...

-Bueno ahora vengo chicos – dijo Tomás levantándose de la silla y la verdad es que no se a donde fue perdí el norte por completo.

-Que majo es tu primo – dije sonriéndole a Antonio.

-Si es un cachito de pan el tío, la pena es que no tiene a nadie, el padre murió en un accidente de coche y el hermano está ... Bueno mejor dicho no está, hace como sino existiera, el hermano le echa la culpa a Tomás de que el padre muriera en ese accidente de coche – mientras me lo estaba diciendo mi cara era como “¿qué me estás contando?”, con la boca abierta en forma de “O” y los ojos como platos – Y la verdad lo que menos necesita Tomás es que le echen la culpa a él sobre ese tema, entró en una gran depresión cuando el padre murió y la verdad es que necesita todo el apoyo que se le pueda ofrecer, sabe que yo estoy para lo que necesite pero dice que no que el es un tío fuerte y que no necesita a nadie para desahogarse, pero eso es mentira todo el mundo necesita un hombro en el que llorar alguna vez – escuchar hablar así a Antonio hizo que se me saltaran las lágrimas, pero claro no podía quedarme mucho tiempo así porque en cualquier momento llegaría Tomás.