sábado, 12 de junio de 2010


Cerró de un portazo la puerta y yo me senté en la cama agarrándome las piernas con las manos y apoyando mi barbilla en las rodillas. ¡Lo odio! Se mete en mi vida sin que nadie le de vela en el entierro, pero se va a acabar cuando haga algo le amenazaré con que se lo voy a decir a papá, como si a mi me importase lo que diga el a no ser que mamá esté de acuerdo con el ... Pero bueno da igual iré mañana a la pista de patinaje y no hay más que hablar y me da igual lo que diga o piense o deje de pensar. Sin pensarlo me había quedado dormida encima del edredón por eso pasé un frío espantoso. Me levanté y me planté lo primero que vi, unos vaqueros, mis manoletinas rojas y mi sudadera blanca con rayas rojas. Como la mochila la preparé ayer me fui al cuarto de baño, me hice un tupé y me deje el pelo suelto, me lavé la cara y me dispuse a bajar a la cocina para desayunar antes de que llegara Angy a por mi. Desayuné tostadas con mantequilla y un zumo recién exprimido que me preparé yo misma porque aún no se había despertado nadie excepto mi padre que estaba cogiendo su maletín y su abrigo.

-Adiós Ester – me dijo desde la puerta.

-Adiós papá, que tengas un buen día.

-Igualmente hija.

Cerró la puerta sigilosamente para no hacer ruido y despertar a los demás. Llegó mi hermano a la cocina medio dormido.

-Como no te des prisa llegarás tarde.

-Bah no me dirán nada es selectividad, si falto es mi problema – me dijo sin ningún tipo de preocupación en sus palabras.

Llamaron al timbre.

-Debe de ser Angy, me voy nos vemos en el instituto.

Me fui corriendo para la puerta y cogí la mochila me la planté y cuando abrí la puerta me encontré con la sorpresa de que era ¡Antonio!

-¡Ah! Hola pensaba que eras mi amiga.

-No pasa nada – me guiñó el ojo y entro para adentro.

-Mi hermano está en la cocina – le indiqué y al mismo
tiempo estornudé.

-Gracias ¿ves? Te dije que te resfriarías.

-¡Ester!

-Mira, esa si debe de ser tu amiga, se marchó riéndose.

-¡Hombre Angy!

-Tía que me he quedado sobada en la cama, he cogido tan bien la cama esta noche, además tú sabes lo que pasa si se pone a llover ...

-Te quedas dormida como un tronco – terminé la frase por ella – Está ahí – le indiqué con el dedo índice hacia la casa.

-¿Así? Se te ha olvidado la merienda Ester.

-Ya, pues ahora después de camino al instituto te cuento lo mejor ... – entramos en la cocina – Se me ha olvidado coger algo para merendar.

-Bueno pero ¿el instituto no tiene cafetería?.
-Si pues no tengo ni un euro así que lo cojo de aquí la comida.

-Hola chicos – saludó Angy muy simpática.

-Hola Angy – contestó Rubén.

Cogí una mandarina para disimular.

-Bueno nos vamos que llegamos tarde y tu bella durmiente espabílate que vas a llegar tarde.

Angy y yo no fuimos riéndonos por el comentario de lo de bella durmiente. Por el camino al instituto le fui contando todo con pelos y señales hasta le enseñé el sms que me mandó y el que yo le mandé. Hasta que llegó el momento de contarle lo que me dijo mi hermano.

-Pero ... – dije esa palabra muy triste.

-¿Pero? Tía no te me vengas atrás ¡eh!.

-No si por mi no es ... – me paré y cogí una hoja del suelo y la estrujé de tal forma que sonó el crujido al partirse – es por el capullo, estúpido e imbécil de mi hermano.

-¿Que pasa con tu hermano?

-Que no quiere que me acerque a Antonio, pero vamos, ni que yo me acerque ni viceversa.

-Que pedazo de ... Mira mejor me callo porque es que no tengo palabras para definir tal cosa o si las tengo pero por respeto hacía ti no las digo – estaba igual que yo, enfadada hasta las trancas. – ¿Y qué vas a hacer?

-Ir voy a ir quiera el o no.

-¡Esa es mi Ester con dos ovarios! - me dijo mientras me daba un achuchón.

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