sábado, 12 de junio de 2010


Íbamos riéndonos por la calle a carcajadas limpias, vamos que nos llega a ver alguien y es que nos tomaría por locas que acaban de salir o de escaparse de un psiquiátrico. Bueno y encima para colmo nos tocaba ciudadanía unas de nuestras asignaturas preferidas porque decíamos todo como nos salía. Llegamos a clase soltamos las mochilas y seguimos hablando.

-Bueno, ¿y por qué no le mandas un sms y le dices que si después de patinar no vais al cine?

-Angy las cosas están chungas así que como para ponerlas peor ...

-Anda niña que yo lo tengo todo controlado.

-Si ... A saber lo que estás pensando, es que si te digo la verdad no quiero ni saberlo.

-Va a ser lo mejor, tú déjamelo a mi.

Empezó la clase de filosofía y la señorita tictac, ese mote se lo pusimos entre Angy y yo porque no dejaba de preguntar la hora, nos hizo una pregunta:

-¿Cuándo tiempo nos queda chicos? – típica frase de la señorita tictac.

-Pues técnicamente toda la hora porque acaba de empezar la clase – dijo Carlos que estaba colocado al final de la clase.

-Es verdad – se llevó la mano a la cara – Bueno empecemos con la clase, esta es la pregunta de hoy:
¿Qué le diríais a una persona que acaba de llegar a nuestro país?

-¡Ay miarma! En que momento más malo has llegado – exactamente por estas frases sin sentido es por lo que le gusta tanto a Angy la clase de filosofía.

Nos echamos toda la clase a reír, porque Angy tenía unos puntazos increíbles.

-Muy bien Angy, pero sinceramente no animaría a la persona que acaba de llegar, ¿Y los demás, que le diríais?.

-Vete por donde has venido este no es tu lugar – dijo Manu el más racista de la clase.

-Espero que hayas ahorrado lo suficiente o que tengas una súper cantidad de dinero – dijo Olga la más pija de 2º de bachiller.

-¿Y tú Ester?, ¿Qué le dirías? – me preguntó a mi, con toda la gente que había en la clase ¡va y me pregunta a mi!, como me veía callada pues claro lo normal.

-Sinceramente no tengo ni idea, pero, por ejemplo: que disfrute de su libertad mientras pueda, que cuide de su familia, que no desperdicie su tiempo ...

-Bien Ester, y es que si os dais cuenta el dinero no lo es todo, con el dinero te puedes comprar muchas cosas materiales, pero nunca comprarás sentimientos. ¿Sabéis por qué?

-Porque los sentimientos no se pueden tocar, ni ver, ni oler, ni escuchar ... La felicidad, la tristeza son sentimientos, son emociones ... Y por mucho dinero que tengas no creo que jamás vayas a conseguir la felicidad, ya que tampoco te va a dar tiempo, ni vas a tener dos vidas para disfrutar del dinero que tienes, para tener dinero hay que trabajar y mientras trabajas no tienes tiempo de aprovechar la vida – dije llena de rabia al recordar el percance que tuve ayer con mi hermano.

-Si más o menos es eso. Lo que os quería decir con ese tipo de pregunta es: que disfrutéis de la vida, que ningún tipo de problema os bloquee, que sepáis buscarle a los problemas una solución y que por nada del mundo os amarguéis la existencia.

A mi me encanta la señorita tictac porque es una mujer, en realidad una chavala porque digamos que tampoco es tan vieja tendrá unos 26 o 27 años, en cuestión que me cae genial porque no es como los demás profesores, te da mucha libertad de expresión, creo que por eso a todo el mundo le cae bien y se portan genial con ella.

Sonó la campana del instituto y ya acabó la clase de filosofía.

-Que clase más guay Ester.

-Es verdad yo me lo he pasado genial – me quedé por un momento pensando – Es más me he olvidado del problema que tuve ayer con mi hermano y tal.

-Eso es bueno guapa, no le eches cuenta tu hermano está gilipoyas, no tiene remedio alguno.

-Ya sé que no tiene remedio, pero vamos que yo voy a ir quiera o no con Antonio a la pista de patinaje.

-¡Así me gusta!

Acabamos las tres primeras clases y nos fuimos a la cafetería, porque salir al patio era un horror hacía demasiado frío y solo me puse la sudadera blanca y roja de rayas, ni me llevé guantes, ni bufanda, ni chaquetón ... Soy un caso perdido.

Entramos de nuevo en clase y dimos las tres horas que nos quedaba para acabar el día en el instituto, le mandé una carta a Angy que ponía: “¿Angy vienes esta tarde conmigo a comprarme ropa antes de ir con Antonio a la pista de patinaje?” y ella me contestó: “Pues claro que si, si tu estilista soy yo, vamos faltaría más.”

Cuando acabamos las clases nos fuimos directamente al centro comercial para comprarme ropa, entonces me llegó un sms de Antonio: “¿A qué hora te viene bien que quedemos?”, le contesté el mensaje y le puse: “A mi me viene bien a las 6, ¿Te parece bien?”, pasaron cinco minutos y me contestó a mi sms: “Me parece genial, a mi también me viene bien esa hora, muchos besos guapa.”

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