sábado, 12 de junio de 2010



-Hija ¿No te importa que Antonio se quede a cenar no? – me preguntó mi madre.

-No, para nada, a Rubén no le importa que se quede Angy a cenar y a mi no me importa que Antonio se quede a cenar – le respondí con simpatía.

-Vuestro padre está al llegar, me acaba de llamar hace 5 minutos y está entrando en Sevilla, le quedan como unos 5 minutos más o menos para llegar.

-Ah vale – dijimos Rubén y yo al unísono.

Nos pusimos a comer y efectivamente pasados 5 minutos se escuchó el motor del coche de mi padre. Entró por la puerta y cuando llegó a la cocina soltó su maletín y se quitó el abrigo y lo dejó encima de una silla.

-Hola chicos

-Hola papá – le dije yo.

-Hola viejo – le dijo mi hermano Rubén.

-Hola señor – le dijo Antonio, que educado que es el chico.

-Hola eh ... – me miró a mi pensado que era mi novio, es como si estuviera oliendo que estaba pensando eso.

-Roberto este es un amigo de tu hijo, se llama Antonio.

-Ah, hola Antonio – es como si se hubiera quedado más tranquilo al decirle mi madre que era amigo de Rubén, pero bueno que a lo mejor en breve si que iba a ser mi novio, y eso no se lo esperaba mi padre.

-Bueno ¿Qué hay de comer? ¡Traigo un hambre! – dijo mi padre mientras se acariciaba la barriga en señal de hambre.

-Hay hamburguesa con patatas fritas.

-Bueno mamá me voy ya a la cama que mañana me tengo que levantar temprano para ir al instituto.

-Pero hija, sin son las 10 de la noche.

-Ya mamá, pero me tengo que duchar también, además tardo mucho en desayunar, vestirme, peinarme y demás ...

-Bueno, está bien, buenas noches hijas – se acercó mi madre a mi y me dio un beso en la mejilla – Que descanses mi vida

-Y tu también mamá – le devolví el beso – Buenas noches a todos.

Me subí a mi cuarto y cerré la puerta, cogí el pijama, el sujetador, las bragas y unos calcetines porque hacía mucho frío para dormir con los pies desnudos. En cuanto cogí todo eso me metí en el cuarto de baño, cerré la puerta con el pestillo, puse canciones en el móvil y me metí a ducharme. Salí me sequé y me vestí rápidamente porque hacía mucho frío. Cuando terminé de vestirme me desenredé el pelo y me puse las zapatillas, cogí la toalla para tenderla en la azotea, cuando salí hacía mucho frío entonces colgué la toalla la agarré con dos pinzas de la ropa y eché un vistazo haber quien había por la calle, Antonio había arrancado ya la moto para marcharse y como yo tenía el móvil en el bolsillo del pijama, antes de que se fuera le puse en el mensaje: “si voy, mira para arriba”, miró para arriba y me vio en la azotea con el pelo mojado saludándole y me hizo una señal de que esperase, sonó mi móvil y yo me supuse que era el, lo saqué de bolsillo y tenía un mensaje lo abrí y ponía: “perfecto, pero metete ya dentro de tu casa que te vas a congelar guapa”, ¡ay! Lo que me había dicho, me despedí de el y como el me dijo me metí en casa porque hacía mucho frío para quedarse fuera, le vi desde la ventana de mi habitación alejarse con su moto. Aporrearon la puerta de mi cuarto y yo desde mi silla de escritorio dije:

-¿Quién es?.

-Soy yo – dijo mi hermano con un tono un poco acojonante – ¿Puedo entrar?.

-Claro, entra.

Abrió la puerta.

-Hermanita que se te ve el plumero.

-¿Cómo? – le dije indignada por lo que me había dicho no sabía a donde quería llegar a parar.

-Ni como ni nada, no vas a ligarte a Antonio tiene dos años más que tú ¿Sabes?

-Mira niño, no voy a ligármelo ¿Sabes? Además a ti mis relaciones ni te van ni te vienen, así que tampoco eres nadie para decirme con quien debo o no debo salir, ¿vale?.

-Vale a mi no me importa pero a papá si que le importa ... Y creo que no le va a gustar ni un pelo que salgas con el.

-¿Y desde cuando he tenido que pedirle opinión a papá?.

-Desde que vives bajo su techo ... Venga ya Ester si le pedías permiso hasta para ir al baño.

-Eso es mentira.

-Ya se que es mentira, pero si que le pedías permiso para teñirte el pelo o echarte mechas.

-Me da igual lo que digas y ahora fuera de mi cuarto – le dije señalándole la puerta.

-Vale, pero te lo advierto, que no te vea con el porque sino se lo diré a papá.

-Me da igual, no me vas a ver con el por supuesto que no.

-Más te vale.

-¿Es una amenaza? – le dije mientras le miraba a los ojos con odio.

-No es una amenaza es una advertencia, y sino la cumples atenta a las consecuencias.

-Ya claro, como si me importase, sabes que mamá no va a tolerar que papá me diga con quien o no tengo que salir, Angy tampoco le gustaba y mira por donde que es mi mejor amiga.

-Ya pero no es lo mismo chicas que chicos.

-Si venga lo que tu digas, ¡vete de mi habitación!

-Vale, vale no hace falta que me grites.

-Te grito, porque no te vas.

-Pues ya me voy.

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