Cuando sonó el timbre para finalizar las clases no me lo creía, recogí rápida, con cuidado y ordenadamente mis cosas de la mesa, no tenía interés en salir la primera, pero si tenía interés en llamar a Angy y preguntarle que le ha pasado. Bajé despacio las escaleras y fui sacando el móvil del bolsillo de mi chaqueta, marqué el número de Angy y esperé a que me lo cogiera.
-¿¡Por qué no has venido hoy!?.
-Buenas tardes - su voz parecía débil.
-¿Qué te pasa?.
-Estoy mala, anoche tenía 39 ºC de fiebre y hoy pues tampoco me encontraba con fuerzas para ir al instituto.
-Bueno no te preocupes que yo ahora iré a consejería y te haré fotocopias de mis apuntes, y si me deja mi padre, porque estoy castigada ya que mi padre ve eso normal en el siglo XX y a mi edad, te las llevaré a tu casa.
-¿Castigada?, ¿qué has echo, volver a pelearte con tu hermano?.
-No hija, no. Ya te contaré si me deja el imbécil de mi padre irme a tu casa, y lo mejor de todo es que Antonio se ha enfadado conmigo, mi padre me ha castigado y ... Y muchos etcéteras que si te cuento ahora me quedaría sin un duro en el móvil.
-De acuerdo, pero la próxima vez no me dejes con la intriga, ¿vale?.
-Esta bien, te he contado más o menos por encima, pero que te tengo que contar una de cosas ... Flipada chica, yo acabo flipada.
-Vale, para, cállate ya, que me vas a sacar mi vena cotilla - se rió aunque con desgana, ya que no estaba para muchas bromas.
-Entonces intento convencer a mi padre y voy a tu casa, ¿vale?, ¿necesitas que te lleve algo?.
-No, que yo sepa o recuerde, la verdad que ahora mismo estoy para acordarme de poco, bueno si tráete una mascarilla para que no te contagie.
-Pues mira no me vendría nada mal, porque sin ti la clase no es lo mismo, se me han echo eternas las horas, encima he llegado tarde a la clase de la sargenta y después me ha visto mandándole un mensaje a Antonio y por poco no me echa de la clase.
-¿Ves?, por eso tengo que estar yo a tu lado, porque sino te descontrolas.
-Bueno después hablamos, un beso y ponte buena para cuando yo llegue a tu
casa, que no quiero salir de ella con 40 ºC de fiebre - me reí, pero la pobre se notaba que estaba por los suelos.
-Vale, chao - colgó.
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