-Claro, claro que lo he dicho. ¿Sabes? He tenido noticias sobre el caso de mi hermano.
-¿Si? – le dije entusiasmada esperando a que me diera las buenas noticias que les habían dado a la familia – Ya estás tardando en contármelo.
-Verás, no tiene mucho, lo único que tiene son varios huesos rotos, pero dicen que eso con reposo y rehabilitación se arregla. Que feliz soy niña.
-¡Normal! Yo también soy feliz ... ¡Ay dios mío! Que me alegro un montón de que tu hermano Víctor esté recuperado, bueno digo ... En proceso de recuperación – ella no lo veía pero yo ahora mismo estaba que daba saltos de alegría – Por cierto Angy quería hacerte una propuesta.
-¿Qué propuesta? – me dijo un poco maravillada y confusa a la vez.
-Es que verás – cogí un poco de aire para explicárselo – El 15 de mayo hay una fiesta en la discoteca Rocher, ¿te has enterado?
-¡Hombre! Claro que me he enterado, ¿acaso dudas que yo me entere de las cosas o qué?
-No, no yo no lo dudo, sabiendo lo cotilla y entrometida que eres me espero cualquier cosa de ti. Bueno el caso que me ha invitado Antonio pero claro como tu estabas no iba a estar yo pum chim pum en la discoteca, así que como tu hermano ya se ha “recuperado”, ¿vendrás?.
-Hombre por supuesto que no iré – dijo en tono irónico.
-Venga Angy, que se te ve el plumero, sé que vas a venir si o si.
-¡Claro que iré capulla integral! – y empezó a reírse, por muy mal que estuvo hace días ... No dejaba de insultarme ¡propio de ella! – Eso sí ... Estaré poco tiempo tía quiero ver como mi hermano se recupera paulatinamente, además como mi padre trabaja de noche no quiero dejar sola a mi madre por mucho tiempo.
-Ya lo sé Angy, te entiendo, el caso es que vas a venir y eso es lo único que me importa. Llamaré a Gema, Carmen, Olga y demás ... Y bueno ¿de chicos a quién llamo?.
-Pues puedes llamar a Diego y Sergio. Creo que serán los únicos que quieran ir, aunque si por otro lado ellos van a traer a más gente ¡bienvenidos sean! – y empezamos a reirnos al unísono, vaya zorrita estaba hecha Angy ...
-Vale, ¿entonces cuando nos veremos?.
-Yo vuelvo a mi casa un día de esta semana lo que pasa que no se sabe exactamente cuando, porque es esta semana cuando le dan el alta a mi hermano, a si que ... Un día de estos me tendrás en tu casa con la cartera, el móvil y todo preparado, ¡para irnos de compras!. Si, si de compras. Esa acción que nos tiene tan locas a las dos y que nos volvemos más locas cuando lo hacemos.
-No si tu comprando o sin comprar ¡estás igual de loca!.
-Pero serás ... Ya te cogeré ya ... Tu vete preparando que no vas a tener Sevilla para correr ... ¡Mejor dicho! España para correr ...
-Ya si, tu y tus amenazas incumplidas – y empezamos a reírnos de nuevo – Bueno Angy guapísima que te dejo que ya está aquí el autobús que me marcho, ¿sabes con quien me he tenido que poner hoy en clase por tu culpa?.
-A saber ...
-Con Celia.
-¿Celia?.
-Si esa misma, la chica que ¡tanto habla! ...
-Si sobretodo eso ... – y empezamos a reírnos de nuevo, no parábamos con nuestras risas incomparables con cualquier chiste tonto.
-Bueno niña, lo dicho que te cuelgo que está aquí ya el autobús y estoy deseando llegar a mi casa para soltar la mochila, que hoy pesa más que cualquier día del curso.
-Vale esta bien te dejo marchar porque soy una buena e incomparable amiga.
-Si sobretodo lo de buena.
-¿Acaso lo pones en duda? – dijo en todo enfadado.
-No, no, ¡válgame dios! Yo lo que tu digas va a misa y llega hasta el Vaticano.
-Ja, ja, ja, eres un caso perdido Ester.
-Si tanto como tú. Un besito guapa ¡muack muack! – y seguidamente le colgué.
Me subí al autobús, que casualmente estaba medio vacío. Y encontré un sitio donde sentarme tranquilamente y ponerme a escuchar música en mi mp3. Que bonito día hacía hoy aunque frío ... Cómo todos los días de invierno. Me crucé de piernas, dejé mi mochila en el suelo y mentalmente me puse a cantar para mí misma. Cuando llegué a mi parada me eché la mochila al hombro derecho y me dispuse a llegar sana y salva a mi casa. Esta vez no corté camino, solo que fui por las calles por las que iba siempre, cuando iba al instituto siempre tenía prisa por si se me iba el autobús, pero cuando volvía a casa no me daba tanta prisa. Veía a mi paso a muchas personas con maletines, trajes de chaqueta, bolsas de la compra, niños pequeños volviendo del colegio, niñas en el kiosco comprando el último número de la bravo o la súper pop, etc. Y yo andando por la calle como Pedro por su casa ... Tranquila, sin ningún tipo de alerta de que me pasase nada, solo caminaba sin mirar a ningún lado en especial deseando llegar a casa.
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