-¿Qué haces loco?
-Lo que no puedo hacerte en tu casa.
-Anda ya, vamos a hacer las fotos y déjate de rollos.
-De eso nada, de aquí no nos movemos hasta que no te deje sin boca – me dijo mientras se reía.
-Lo que yo diga loco, ¡loco de remate! – le dije mientras me mordía el labio inferior y le miraba a los ojos – No hagas ...
No pude acabar la frase porque me plantó un dulce y cálido beso, intentaba decirle “no hagas lo que creo que estás pensando hacer”, pero claro el no admite un no por respuesta. Bajó su mano derecha y me agarró de la cintura sin dejar de besarme, yo puse una mano en su cara y la otra la posé en su cuello y fui subiendo por el hasta llegar a su cabeza y entrelazar mis dedos para jugar con su pelo. Su mano izquierda sin embargo me acariciaba la sien y cada vez que lo hacía me entraba un cosquilleo por el estómago. Metió su mano por debajo de mi camiseta y empezó a subírmela.
-No, para Antonio, no sigas por favor.
-Pero, ¿por qué?, sé que te gusta, ¿qué ocurre Ester?.
-No es el lugar ni el momento de hacerlo – le dije incorporándome y el se retiró para que pudiera hacerlo y se sentó a mi lado.
-¿Cuánto tengo que esperar Ester?, dime, ¿cuánto?.
-No lo sé Antonio.
-Bueno no importa, no me respondas, esperaré lo que haga falta por ti, pero dime algo, ¿me quieres? – me preguntó mi me agarró del mentón levantándome la cara para que le mirase a los ojos.
-¿Por qué lo dudas?, ¿acaso te he dado razones para hacerlo?.
-Para nada, pero quiero saberlo.
-¡Antonio ya lo sabes!, ¿crees que estaría aquí sino te quisiera?.
-Claro que no, pero necesito que me lo digas, necesito oírlo, necesito escucharlo y leerlo de tus labios – se levantó y se sentó en la silla de nuevo, pensaba que no iba a decírselo cuando me levanté y me senté encima suya separando las piernas y poniéndome cara a cara con el.
-Te quiero Antonio, te quiero más que a toda mi familia junta, te quiero tanto que me iría al fin del mundo contigo si fuera necesario, te quiero tanto que ... – me quedé callada un momento y pensé por un momento la locura que iba a decir ahora mismo, pero ... No tenía más remedio, quería decírselo ... – Te quiero tanto que lo nuestro va a salir a la luz, no sé cuando, pero lo sabrán.
-Te quiero pequeña – y me abrazó poniendo mi cabeza sobre su pecho y acariciándome el pelo con su mano izquierda mientras con la derecha me agarraba de las caderas – Te quiero más que a mi vida y por ti mataría si hiciera falta ya te lo dije una vez, pero, te lo vuelvo a decir otra vez.
-Te necesito Antonio, necesito dormir contigo cada noche y el dormirme sabiendo que nunca podremos dormir juntos, me hace un nudo en la garganta y se me saltan las lágrimas cada vez que lo pienso y cuando por fin consigo dormirme cuando me despierto veo mi cama vacía, una cama en la que solo estoy yo.
-No te preocupes Ester, sabes que yo esperaré lo que haga falta por ti, sabes que no me importa tener que esconderme para verte, sabes que no me importa arriesgar mi vida por ti.
-Lo sé y no quiero que hagas eso, solo quiero que me quieras y yo solamente quiero quererte, nada más.
-Te prometo que siempre estaré a tu lado, que te protegeré como si fueras cualquier parte de mi cuerpo, que a mi lado no te va a pasar nada.
0 comentarios:
Publicar un comentario