Me levanté de encima suya, eran las seis y veinte, y tenía que ir a hacerse las fotos no nos podíamos entretener porque yo tenía que irme a casa para que no sospechasen nada. Esta vez no fuimos en moto, porque hacía mucho frío y yo solo llevaba un chaleco de mangas largas, pero antes de irnos el me dejó una sudadera suya, si digo la verdad me quedaba como un vestido ... Es demasiado alto y musculoso para lo pequeña y poquita cosa que soy ... Me saca como mínimo dos cabezas. Yo mido un metro y sesenta y seis centímetros, pero el puede medir alrededor de un metro y ochenta y cuatro centímetros. Tenía la cara alargada y delgada no demasiado, sino lo suficiente, las facciones de su cara estaban poco definidas pero su piel era suave, cálida y de un color moreno claro, su pelo era negro y un poco largo, no tenía que pasarse el peine muchas veces para que el pelo se le quedase bien, le gustaba llevarlo de punta pero la verdad que ya le daba igual así que no se echaba más porquerías en el pelo y su cuerpo era robusto, cuando se enfadaba o intentaba contener la rabia estiraba los músculos de la cara y era aún más guapo.

-¿Dónde vais? – nos preguntó la madre que estaba en la otra parte de la casa y por deducción imaginé que estaba en el salón.

Me cogió de la mano y me llevó con el, nos paramos en la entrada del salón, mientras me guiaba agarrada de su mano me iba fijando en cada detalle, en cada figura, jarrón o cuadro que estaba decorando el pasillo. Pude ver una foto de cuando hizo la comunión y otra de cuando le estaban bautizando ¡era tan mono de pequeño!. Cuando llegamos a la entrada de el salón nos paramos en la puerta, todo estaba cubierto por plásticos los sofás, la mesa con sus respectivas sillas, el mueble donde estaba la televisión, el dvd, el tdt y la mini cadena.

-Nos vamos al centro comercial, ¿necesitas algo? – le dijo mientras movía las llaves de el coche cogiendola por la anilla y metiendola en su dedo índice.

-No cariño, aunque si, necesito que vayas a el centro y vayas a recoger las fotos de cuando estuvimos en casa de tu tía.

-¿Algo más?.

-No, nada más hijo, ¿te vas a llevar el coche?.

-Si, hace frío y Ester solo se ha traído una camiseta de mangas largas aunque le he dejado una sudadera, pero sigue haciendo frío y tú deberías de dejar de pintar y descansar cuando vuelva me pongo a pintar yo, no te preocupes.

-Mira que hijo tan atento tengo Ester, vaya hombretón te has buscado hija.

-Si, je, je, je – empecé a reírme y la madre me siguió aunque Antonio se estaba poniendo un poco colorado.

-Bueno pues mientras ustedes vais al centro comercial y al centro, yo voy a prepararos algo para que a la vuelta comáis algo, ¿os parece?.

-Yo n ... – no me dejó terminar la frase, como siempre el tenía que hablar por mi.

-Nos parece estupendo, ahora nos vemos mamá – se despidió de ella tirandole un beso y moviendo la mano de un lado a otro en gesto de adiós.

Me volvió a coger de la mano y me llevó hacia la entrada, cogió su chaqueta vaquera y me dio las llaves del coche un momento mientras el se ponía la chaqueta. Cuando se la puso le devolví las llaves abrió la puerta de la casa, me dejó pasar antes y abrió con las llaves el coche para que yo siguiera caminando hacia el y me montase directamente, cerró la puerta de su casa con las llaves, mi madre siempre tiene la misma manía de cerrar la dichosa puerta con las llaves cuando sale o cuando entra en casa, no le gusta vivir dentro de la casa sin tener echada las llaves de la puerta. Cuando cerró la puerta se fue hacia el coche yo ya estaba montada en el era un Audi a5 con la carrocería en color gris plateado y con la tapicería de piel color beige. Era muy cómodo y espacioso. Lo primero que hice fue ponerme el cinturón de seguridad, cuando el entró en el coche yo ya lo tenía puesto, me imitó y el también se lo puso. Arrancó el coche aunque le costó un poco de trabajo debido al frío. Salimos de su casa y cogió hacia la derecha, puso la radio, pero no había nada interesante así que la quitó, me notó tensa porque nunca me subí a un coche con el y menos a solas, el silencio era profundo e inquietante.

-¿Qué te ocurre? – dijo rompiendo el silencio.

-No nada, sino que es la primera vez que me monto contigo en un coche y estoy un poco nerviosa.