sábado, 12 de junio de 2010


-Ja ja ja, eres un caso Fati.

Apagué el móvil sin que mi prima Fátima se diera cuenta para llamar después a Antonio. ¡Ah! no me acordaba de que también tenía que llamar a Angy para ver lo que le pasaba y porque no fue en todo el día al instituto, supongo que estará enferma así que cuando se vaya mi prima Fátima la volvería a llamar y le llevaría los apuntes a su casa para que esté al día. Llamaron a mi puerta y después de ello entró mi madre con mi tía Verónica.

-Chicas lo sentimos mucho pero si nos quedamos por más tiempo llegaremos a las tantas de la noche a Badajoz y mañana tienes clase Fátima, bueno tu y tu hermano – dijo mi tía lamentándose del poco tiempo que se quedaron.

-No os preocupéis chicas que cuando tengamos una fiesta por aquí por Sevilla nos iremos a Badajoz a haceros una visita – dijo mi madre entusiasmada y sonriéndole a mi tía Verónica, ellas son hermanas inseparables y les dio mucho coraje cuando tuvimos que mudarnos a Sevilla.

-Bueno Ester que me lo he pasado muy bien hablando contigo y sobretodo por haberte visto aunque sea poquito tiempo.

Nos levantamos de la cama y nos dimos un abrazo que si llegamos a hacer más fuerza nos estrangulamos la una a la otra, después de ese abrazo mortal nos dimos dos besos cada una. Íbamos bajando las escaleras y allí estaba mi padre despidiéndose de mi tío Carlos, ellos se llevaban muy bien porque trabajaban en la misma empresa lo que pasa que a mi tío no le desplazaron de su trabajo a otra ciudad, en cambio a mi padre si, pero bueno que le vamos a hacer, a mi ya me da igual porque tengo unos buenos amigos aquí en Sevilla y no me iría por nada del mundo a otro lugar.

Nos fuimos a la puerta a despedir a mis primos y a mis tíos, nos dimos los últimos besos de despedida, salimos a la calle a volver a despedirles y cuando veíamos que se distanciaba el coche de nuestra calle nos metimos de nuevo en casa.

-¡Que cambiazo han dado todos! – dije entusiasmada.

-La verdad que si hija, han cambiado mucho desde la última vez que les vimos – dijo mi madre un poco emocionada por la marcha de mis tíos.

-Venga mamá, que seguro que pronto le volveremos a ver a todos. Mamá me voy a mi cuarto tengo que estudiar y terminar mis deberes – le dije dándole un beso en la mejilla.

-Vale hija – me dijo un poco triste.

Me puse a subir los escalones y a lo lejos le dije:

-Alegra esa cara mamá – soltándole una risa de oreja a oreja.

Seguí subiendo los escalones, recordaba que tenía que llamar a Angy y a Antonio para ver que quería y explicarle porque no le cogí el móvil. Llegué a mi habitación y encendí el móvil, tenía al menos cinco llamadas y un mensaje de Antonio “Ester cuando enciendas el móvil llámame por favor, es importante”. ¿Importante?, ¿cómo de importante?, le tengo que llamar ahora mismo para ver lo que pasa. Cogí el móvil marqué su número, que ya me lo sabía de memoria, y estuve esperando a que cogiera el móvil. Pero no lo cogió. No lo intenté más así que estuve haciendo los deberes y esperando a que viera mi llamada. Puse el móvil encima del escritorio. Estuve casi media hora haciendo los deberes y cuando menos me lo esperaba estaba vibrando el móvil ¡Antonio!.

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