sábado, 12 de junio de 2010


Volví a casa a las tres y media de la tarde, cogí las llaves de mi mochila y abrí la puerta, cuando entre en la casa me encontré con la sorpresa de que mis tíos y mis primos de Badajoz vinieron a hacernos una visita, ¿a cuento de qué?, ¿qué querrán? A mi me daba igual si digo la verdad, lo único que me importaba era Angy, el donde estaba, como estaba ... Así que saludé a mis tíos y mis primos le dije a mi madre que iba a soltar la mochila a mi cuarto, me subí a el, y solté la mochila encima de la cama, no tenía tiempo de organizar las cosas y demás, así que llame al móvil de Angy como una bala. Estuvo tres o cuatro veces dando la señal pero de pronto ¡zas! Se cortaba la línea. Lo estuve intentando más veces pero es que ya definitivamente no daba ni la señal. Después de hacer las llamadas a Angy me tuve que bajar al salón porque había visita y claro eso de no presentarte después de mogollón de tiempo sin verlos es de mala educación. Me baje abajo y le ayudé a mi madre a hacer la comida, ya que íbamos a ser: mi prima Fátima, mi primo Rober, mi tía Verónica y mi tío Carlos, sin contar con mi madre, mi hermano y yo claro está. Habíamos echo de comer filetes de pollo con patatas fritas y una ensalada. Fui poniendo el mantel, las servilletas, los cubiertos, los platos, los vasos ... Así sucesivamente hasta que puse la mesa por completo sin ayuda de nadie. Mi hermano llegó a las cuatro de la tarde por lo visto había ido a casa de Antonio a recoger no se que de un trabajo. Cuando llegó se encontró con la misma sorpresa que me encontré yo y también le pareció raro como a mi. Comimos juntos como en los viejos tiempos en los que aún vivíamos en Badajoz por el trabajo de mi padre, pero hace un año más o menos nos tuvimos que mudar aquí a Sevilla, la verdad es que a mi esta ciudad me gusta más que Badajoz, aquí hace un calor impresionante pero me encanta esta ciudad. Cuando acabamos de comer, mi madre y yo nos fuimos a fregar a la cocina y mi tía también se quería venir a ayudar a recoger las cosas y claro mi madre sabiendo lo cabezota que es mi tía como que no le dijo que no, mi hermano se fue con mi primo Rober a jugar a la play. Cuando acabé de fregar que tarde muy poco en hacerlo, le enseñé a mi prima Fátima la casa ya que nunca había venido a Sevilla. Cuando acabé de enseñarle mi casa nos fuimos a mi cuarto, nos sentamos en la cama y empezamos a hablar.

-Que cuarto más bonito tienes prima – me dijo mirando de un lado a otro.

-Gracias Fátima, ¿cómo va todo por Badajoz?.

-Va muy bien, ¿te acuerdas de Olga?.

-¿La hija del pescadero?.

-Si esa misma.

-¿Qué pasa con ella? – le dije mirándola un poco confusa y asustada yo nunca he tenido buena relación con Olga.

-Pues se ha quedado embarazada.

-¡Venga ya! – le miré con los ojos como platos, estaba
flipada, con lo inocente que era esa niña, no me podía creer lo que habían escuchado mis oídos – ¡Joder! Pero si esa niña siempre ha sido muy calladita y muy tímida.

-Pues ahí donde la ves es más guarra que la Potoca que se compró una casa redonda para no limpiar las esquinas.

-Joder y parecía tonta la tía, ja, ja.

-Para que veas, ¿y tu qué?, ¿te has echado ya novio?.

-No para nada, estoy soltera y sin compromiso – en ese mismo instante sonó el móvil que estaba encima de la cama donde estábamos situadas nosotras.

-¿Quién es Antonio?.

-Es un amigo mío, me llamará para pedirme los apuntes de economía.

-Seguramente, estás echa una empollona y lo tienes todo siempre muy ordenado me acuerdo porque yo casi siempre te estaba pidiendo los apuntes, ¿recuerdas?.

-Pues claro que me acuerdo, nos pasábamos toda la tarde una en casa de otra estudiando ja, ja, ja, ja – nos reímos al unísono.

-Que viejos tiempos, ojalá volviéramos a estar juntas – me sonrió con esa sonrisa característica que tiene mi prima Fátima.

-Si ojalá, desde luego que en los veranos que pueda me voy a ir a Badajoz para estar contigo, te echo de menos aunque no lo creas.

-Claro que te creo porque a mi me pasa lo mismo, es más sabes que tienes mi casa para cuando tu quieras, disponible las 24 horas del día.

-Gracias Fátima, no sabes lo contenta que estoy de que estés hoy aquí.

-Y yo cuando me lo dijo mi padre me quedé flipada y bueno si te digo la verdad subí las escaleras arriba para dejar la mochila del colegio y bajé corriendo las escaleras y me tropecé y me caí de culo y todo.

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