sábado, 12 de junio de 2010


-Mamá, ¿qué vamos a cenar?.

-Nosotros ya hemos cenado hija, ¿qué quieres cenar tú?.

-Ah, bueno, pues no te preocupes que yo me haré algo si eso - ¡que bien! Habían comido sin que yo estuviese, normalmente cenabamos los cuatro juntos y mi padre contaba lo que había echo en el trabajo, mi hermano como no tenía que ser el gracioso que contase hasta lo que yo hacía o con quien me iba en el instituto o si me veía con alguien ese ya era mi novio ... Es más, una vez me vió con el más empollón, y evidentemente el más feo de la clase, y dijo que yo estaba saliendo con él, y eso sería lo último que yo haría en la vida.

-Vale, hija.

-Ester - dijo en tono enfadado mi padre.

-¿Qué papá? - le contesté friamente.

-Que sepas que estás castigada, no te puedo decir por cuanto periodo de tiempo lo estás, pero lo estarás hasta que se me olvide este suceso.

-Vale, si así crees que te vas a quedar más tranquilo, me da igual, pero yo tengo vida y como tal tengo derecho a salir y a entrar y sobretodo cuando voy a cumplir ya mismo dieciocho años.

-Vas a tener la mayoría de edad, pero mientras ...

-Pero mientras vivas bajo mi techo vas a acatar mis normas, ¿esa es la frase de siempre no? - le corté la palabra a mi padre para terminar yo la frase, para que se diera cuenta de que ya me la sabía de memoria de tantas veces que me lo había dicho - Papá, yo acato las normas y como puedes comprobar te escucho, pero eres tú el que no entra en razón, te he dicho tres veces que he avisado a mamá, que vale que fue un fallo por mi parte no volver a llamarla para decirle que estaba en casa de Angy, pero sino me crees es tu problema.

-No empieces de nuevo Ester, he dicho que estás castigada y lo estás y punto, y hasta cuando yo quiera.

-Pues no estoy de acuerdo con el castigo, si soy mayor para unas cosas, soy mayor para otras. Puedo acatar tus normas, las normas que dictes dentro de la casa, pero fuera de ella puedo ir donde yo quiera, si me pones una hora para estar en casa siempre la cumplo, si me pides que hagas cualquier tarea de la casa o que ayude a mamá lo hago, siempre hago lo que tú quieres, pero ya estoy harta papá, y si no comprendes que ya soy mayor y que tengo que hacer mi vida, apaga y vámonos.

-Jovencita, no te tambalees. Así que es mejor que te calles y cenes, y pienses de verdad si lo que has echo es lo adecuado.

-Siempre igual papá, te cierras en tus ideas y para colmo me quitas la libertad de expresión como y cuando quieres. Si algún día no me ves por casa, será o que me han secuestrado o que me he ido por mi propio pie, que seguramente será lo segundo, porque en los 17 años que tengo aún no me ha pasado nada y sé de veces que he llegado tarde y no me has formado esta bronca tontamente.

0 comentarios:

Publicar un comentario