sábado, 12 de junio de 2010


Me fui a la cocina para prepararme un bocadillo, cuando me lo hice volví al salón con un bocadillo de jamón de york y una lata de coca-cola light, no me puedo permitir engordar cuando estaba a pocos días de la fiesta y ese vestido ¡tenía que ser mío!. Llevaba mi bocadillo liado en una servilleta con la mano izquierda mientras que con la derecha cogía la lata de coca-cola light, los dejé encima de la mesa que se encontraba entre el sofá y la televisión, me quité los zapatos me senté en el sillón y crucé las piernas como si estuviera haciendo yoga. Cogí la lata, la abrí y tomé un pequeño sorbo estaba sedienta, alcancé el mando de la televisión con la mano que tenía libre y la encendí directamente ya que estaba en flash back, hice un poco de zapping hasta encontrar algún programa, serie, película o concurso que valiese la pena. Estaban echando en un canal de cuyo nombre no me acuerdo la película “Dos rubias de pelo en pecho”, no me reí más en toda mi vida, la estaba viendo junto a mi madre y la verdad que nos partíamos la caja. Estábamos demasiado entretenidas viendo la película que no nos fijamos ni en la hora que era, tal fue la distracción que teníamos que no nos dimos ni cuenta de que mi hermano había llegado a casa y nos encontró riéndonos a carcajadas limpias con la película.

-Hombre si está aquí la payasa de mi hermana con el bellezón de madre que tengo – dijo mientras nos miraba anonadado viendo como nos estábamos riendo.

-Menos peloteo, futbolista de tercera división – le dije cachondeandome un poco de el.

-Hombre hijo ya era hora, que son las once de la noche y me tenías preocupada.

-Si, puff, preocupadísima, yo también me preocupo cuando me meto con mi hermana – dijo mientras se sentó en el sofá, que más bien que sentarse se tiró, porque no veas como boté - ¿Dónde has estado enana?.

-No te importa, donde yo vaya o deje de ir a ti eso ni te va ni te viene.

-¡Eh! Tranquilita que solo me preocupo por ti.

-Empieza a preocuparte por ti que es lo que tienes que hacer y dejar de meterte tanto en la vida de los demás, ¿te queda claro?.

-Más que el agua, pero no tienes que ser tan borde ¿vale?.

-Me pongo borde porque eres un metomentodo.

Hizo como que no escuchó lo último que dije y se puso a ver la película con mamá y conmigo. Después de la mini discusión de mi hermano y mía la verdad que no tenía ganas de ver nada y menos al lado del “hombre” que no paraba de meterse en mi vida e investigar cada uno de mis pasos como si el fuera un detective y yo una asesina a sueldo. Me despedí de mamá dándole un beso, recogí la lata de coca-cola light y me fui a la cocina para tirarla a la basura. Cuando hice eso, me fui a mi cuarto, no tenía ninguna preocupación porque mañana era sábado, solo tenía que llamar a Angy y quedar con ella para mirar los vestidos y tal. Cogí el móvil que lo tenía en el bolsillo derecho y me dispuse a llamarla, también le iba a contar el precioso vestido que había visto ¡desde luego que iba a contárselo!. Marqué su número de móvil que después de tantos años como amigas y que ninguna hemos cambiado de número, normal que nos sepamos los números de memoria, después de marcarlo le di a la tecla de llamada y esperé hasta que me lo cogiera.

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