sábado, 12 de junio de 2010


-No debes estarlo, llevo un año y pico con el coche Ester, que coja más la moto que el coche eso no quiere decir que conduzca mejor la moto, lo que pasa que con la moto tengo más experiencia aunque eso no quiere decir que con ella no pueda caerme un día de estos, el coche es más acogedor y más seguro, confía en mi – y soltó una mano del volante, pero la vista la dejó en la carretera y posó su mano en mi muslo notando la tensión que tenía y ahora más aun cuando sabía que había soltado una mano del volante – Tranquilízate por favor, no te va a pasar nada, no mientras yo esté contigo.

-Antonio, si quieres que me tranquilice, vuelve a poner la mano en el volante y concéntrate en conducir.

-Lo que tu digas, muñeca – y sin mirarme me sonrió porque sabía que yo si le estaba mirando a el, cuando conducía sus facciones se hacían más hermosas, se le veía tan inocente y cuando se montaba en un coche se convertía en un chico muy varonil.
Para no estar en silencio mientras llegábamos al centro comercial comenzamos a hablar de cómo nos iban los estudios, de los problemas que teníamos ... Poco podíamos contar la verdad ya que nos pasábamos gran parte del día pensando uno en el otro.

-¿Qué te vas a poner para la fiesta? – le pregunté, no me dijo que se iba a poner, aunque de todos modos que mas daba si yo no iba a estar a su lado.

-Pues si te digo la verdad, no lo sé. ¿Y tú?.

-He quedado con Angy en ir de compras para ver que nos vamos a poner para la fiesta. Pero la verdad que tampoco tengo mucha idea de que voy a ponerme.

-Pongas lo que te pongas siempre estas guapísima, la rabia va ser no poder estar a tu lado fardando de novia. Pero sabes que voy a estar vigilándote, no todo el tiempo pero si gran parte de la fiesta por si te pasa algo, y que si me necesitas voy a estar con tu hermano y con los colegas.

-Ya pero yo no te voy a molestar, va a ser un día como otro cualquiera ... Lo que pasa que vamos a estar apartados por las circunstancias que de verdad que no entiendo, no sé porque Rubén se tiene que meter en mis relaciones.

-Es tu hermano Ester, no quiere que te pase nada.

-Si, pero evitando relaciones con la gente no quiere decir que no me pase nada un día cualquiera me puede atropellar un coche y tener que hospitalizarme o directamente borrarme del mapa – y de repente al escuchar mis palabras miró que no venía nadie atrás nuestra y dio un frenazo. Yo me asuste un poco y el corazón empezó a bombear con rapidez.

-Que sea la última vez que dices algo tan ... desagradable – me dijo mientras apretaba los dientes y sus facciones se hicieron duras y firmes.

-Lo siento Antonio – le dije agachando la cabeza y arrepintiéndome de lo que acababa de decir, la verdad que no sabía ni porque lo dije.

-No te preocupes, pero no quiero pensar en una vida sin ti.

-Te quiero – y me abracé a el y empecé a llorar – Perdóname, por favor.

-No es para tanto Ester, no llores por favor, que me partes el alma, no tienes culpa de nada, solo dices lo que piensas eso es lo único que has hecho no te martirices – me dijo mientras me acariciaba el pelo con la mano derecha – Venga pequeña no nos podemos estacionar aquí todo el día.

Y siguió conduciendo, mientras yo me secaba las lágrimas. Miré por la ventana, veía como a las personas se les volaba el pelo por culpa del viento. Me imaginé que hacía un frío horrible, sin embargo dentro del coche estábamos a gusto porque tenía puesta la calefacción.
Puso la radio de nuevo y la dejó puesta estuvo buscando una emisora en la que hubiera buena música y al final se quedó con los 40 principales, la única emisora que tenía buena música y empezó a sonar una canción de Camila que se llama coleccionista de canciones, era preciosa la canción y era la primera vez que la escuché, desde ese momento tomé esa canción como “nuestra canción”.

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