Mientras nos bebíamos nuestros respectivos vasos, nos pusimos a ver la televisión que había por allí en la cuál estaba puesta Antena 3 y nos pusimos a ver el programa “El Diario”, cuando nos tomamos las bebidas nos levantamos de la mesa, el cogió su chaqueta y nos fuimos a la barra para pagar las bebidas. Cuando salimos de la cafetería nos fuimos al fotomatón, no había nadie así que Antonio se metió en el fotomatón.

-Ven, entra conmigo.

-Antonio en una foto de carné no salen dos personas a la vez, creo yo.

-Es que no me voy a hacer ninguna foto para el carné – me dijo mientras agarraba la cortina y me indicaba que me sentase ahí.

-¿A no?, ¿entonces para que son las fotos?.

-Para que cada mañana cuando me levante vea la foto y me diga a mi mismo “tengo a la niña más guapa de la Tierra junto a mi”, ¿entras o tengo que ir a por ti?.

-¡No se como me has hecho esto!, mira que pelos tengo ... ¡Arg, te odio! – le dije mientras me sentaba a su lado echo la moneda y eligió fotos de tipo carné. Cuando salieron los segundos en la pantalla me agarró de la cara y me dio un beso de película, la segunda foto salíamos los dos abrazados y en la tercera foto salía su brazo encima mía y yo con la cabeza apoyada en su pecho. Cuando nos hicimos las tres fotos le dio al botón de hacer dos copias y nos salimos del fotomatón, nos esperamos a que salieran las fotos y cuando salió las cogió el. Las sacó de la rendija por donde habían salido.

-¡Que fea salgo! - y cuando lo dije me agarró de la cara.

-Tu no eres fea, ni eres horrible, ¿sabes lo que eres?.

-¿Qué soy?.

-Eres mía, mi princesa, mi niña, mi luz de cada día, mi amanecer, atardecer y anochecer.

Al escuchar aquellas palabras tan bonitas lo mínimo que podía es darle un beso dulce y un abrazo.

-¿Quieres otra ronda de fotos? – me preguntó el.

-¿Otra?, ¿estas loco?, ¡no! – le dije mientras le daba un empujón cariñoso – Venga anda vamos a recoger las fotos de cuando estuviste en el campo de tu tía.

-Vale esta bien, pero me debes otra ronda, ¿capichi?.

-Yo te prometo que me haré otra ronda de fotos contigo – le dije mirándole, sonriéndole y besando mi collar en señal de promesa.

-Vale, te creo. ¿quieres la otra tira de fotos?.

-Antonio ... No puedo tener unas fotos en mi casa dándonos un beso, ¿me comprendes?, guárdamelas por favor.

-Vale, te las guardo, pero las mías, ¡van a estar enmarcadas y todo!.

-¡No seas exagerado!, je, je, je.