-Que me has pillado duchándome.

-¿No hay nadie para que me hubiera abierto?.

-Que va mis padres se han ido.

-¿Se han ido?, ¿y porque no me lo has dicho y hubiera venido antes?, estaba en mi casa aburrida ...

-Porque se acaban de ir hace nada ... Por eso no te he llamado cariño.

Y se acercó a mi a darme un beso en los labios y me dio un achuchón que hasta me llenó de agua, que llevaba en su abdomen, la ropa.

-¡Eh, que haces!.

-Besar a mi chica que voy a hacer – y se volvió a acercarse a mi con la misma intención.

-Vete a ducharte ya hombre que te vas a resfriar.

-Bueno vale, pues estate en mi cuarto de mientras – al mismo tiempo de decirme eso me cogió en brazos , me subió por las escaleras hasta llegar a su cuarto y cuando llegamos me dejó en la cama, ¡maldita fuerza tiene el niño este! – Duerme si quieres, pareces cansada.

-No da igual yo ... – y no pude terminar la frase porque bostecé y me estremecí, lo que le dio a entender que si que tenía sueño.

-Venga ya Ester, mira como bostezas y te estremeces, duerme aunque sea un poco yo voy a tardar un poco, tengo que afeitarme – me dijo animándome a dormir.

-Bueno está bien, pero no me dejes dormir más de la cuenta solo lo mínimo y necesario, en cuanto estés listo me avisas ¿vale?.

-De acuerdo – me dijo sin mirarme.

-¿Me lo prometes?, es más, ¿me lo juras? – le dije mirándole de reojo.

-Que si, que te lo prometo – me dijo girando un poco los ojos para no encontrarse con mi mirada, haciéndose el indiferente.

-Mírame a los ojos y dímelo.

-Te juro y prometo que te despertaré en cuanto esté preparado – me dijo mirándome a los ojos y agachándose hasta la altura de mi cara, y entonces fui yo la que retiró la mirada - ¿Por qué no me miras ahora que estoy mirándote yo a ti?.

-Porque impones así.

-¿Y que impongo?.

-Impones deseo y lujuria.

-Eso me gusta, me gusta mucho – y cuando terminó de decirlo dio un casi insonoro y pequeño jadeo.

-¡No hagas eso!.

-¿Por qué no?, se que te gusta por eso lo hago.

-Por eso precisamente no quiero que lo hagas.

-Bueno cuando termine de ducharme veremos a ver si aún estas deseosa de ejercicios carnales.

Se incorporó se apretó la toalla para que no se le desatase por el camino al cuarto de baño. Cuando salió de su habitación cerró la puerta y yo me tumbé boca arriba en su cama, empecé a dar un poco de vueltas en la cama para coger la postura correcta para dormir, estaba nerviosa y añoraba la que era mi cama, pero, tenía demasiado sueño como para ponerme a pensar y quedarme despierta hasta que llegase de nuevo, así que, me acomodé, me acurruqué y me abracé a la almohada, me quedé dormida en milésimas de segundo. Estaba súper tranquila hasta que una mano que prometía ser musculosa, fuerte y dura me zarandeo.

-Mamá déjame dormir cinco minutos más – dije dándome la vuelta hacia el otro lado para que me dejase en paz aquella mano.

-Venga despierta Ester – me dijo suavemente una voz masculina.

-Voy ... – dije pero me volví a dormir de nuevo, y empecé a notar besos por mi sien, bajando aquellos labios por mi cuello, por mi pecho y llegar a mi vientre, noté como me subían el jersey y empezaban a besarme la cadera, yo me estremecí un poco y me puse boca arriba. Note también como la mano iba subiendo decididamente hacia mi pecho, mientras, sus dedos llegaban al sitio deseado jugaban con mi abdomen, aquello me erizaba el pelo y sentía cosquillas en el interior de mi estómago, empecé a gemir suavemente ya que aquello me ponía deseosa y se me iba subiendo la temperatura.

-¿Quieres hacerlo nena? – me dijo la misma voz masculina en el oído – ¿Estas preparada?.