-Vale hija, pues ten cuidado.

-Vale mamá, un besito te quiero.

-Y yo hija, cuídate mucho ¡y come bien! Nada de comida basura – y es que mi madre la pobre no sabe que actualmente hasta las ensaladas entran dentro del calificativo “comida basura”.

Cuando colgué el teléfono Antonio se estaba tronchando de la risa que hasta tenía la cara roja de tanto esperar a que colgase para reírse a carcajada limpia.

-¿Y a ti que te pasa? – le pregunté inclinando una ceja hacia arriba, no tenía ni la más remota idea de que se estaba riendo.

-Es que no había un pantalón de mi talla, bla bla bla ... – puso de nuevo la voz de chica, pero como es tan mal imitador de nuevo le salió mal – ¡Pero si estás canija perdida!.

-¿Canija?, perdona pero yo no sabía que tener michelines era de estar precisamente canija, ¡además fue a hablar el obeso que de lo gordo que está no se le ven ni los pies!.

-Ya bueno ejem ... Que decía yo, ¿qué a dónde vamos a ir a comer?.

-Pues no lo sé, mi madre me ha dicho que nada de comida basura y yo te propongo mmm ... – me puse a pensar pero la verdad que no se me venía nada a la cabeza que no fuera hamburguesa, pizza, baguette ... – No tengo ni idea, ¿dónde propones tú?.

-Pues un chino, un turco, un restaurante ...

-No se estoy indecisa ...

-¿Sabes que en una rotonda no podemos estar mucho tiempo?.

-Claro que lo se.

-Pues decídete de una vez porque yo no me pienso estar todo el santito día aquí dando vueltas que voy a acabar peor que un pato mareado.

-¿Pero por qué no aparcas en doble fila por alguna calle y punto?.

Al final hizo lo que yo le dije, aparcar en doble fila porque sino iba a estar todo el santo tiempo mientras nos decidíamos dando vueltas en una rotonda.

-Haber si la niña se decide algún día de estos porque no veas como está pidiendo de comer mi estómago – dijo mirándome.

-¡Es que yo no soy la única que va a comer por ahí! Que tu también vas a comer y creo que estas ayudando poco a decidir donde vamos a comer.

-No es que verás las cosas son así ... Tú eliges el lugar y yo pago, ¿creo que es un buen reparto no?.

Le mire sonriente pocos chicos con los que había estado me habían invitado a desayunar, almorzar, merendar o cenar ... Era ver esos labios carnosos tan sonrientes y que me entrasen las ganas de besarle, todo eso era superior a mi ... Así que no me lo pensé dos veces le cogí del cuello y lo atraje a mi boca dándole un besazo que no se le iba a olvidar en lo que quedaba de día. Cuando le solté se quedó anonadado.

-¿Qué cariñosa estás tu últimamente no? – me dijo arrugando el entrecejo.

-¿Es malo que una novia quiera con locura a su novio?.

-Al contrario, ¡es buenísimo!.

-Pues ya te has contestado a ti mismo.

-Bueno entonces, ¿vamos al chino que está allí? – me dijo señalándome el lugar donde se encontraba.

-Vale.

-¡Estupendo! Por fin vamos a comer estomaguito – dijo mientras se pasaba la mano en círculos por su vientre y sacaba la lengua como un perro sediento.

-Si es que tanto estudiar se te han muerto todas las pocas neuronas que te quedaban, si te quedaba alguna claro ...

-Tú a comer y a callar.

-No estoy comiendo así que en todo caso será no comas y habla – le contesté riéndome.

Salimos del coche, le dio al botón de las llaves para cerrarlo y a eso que se encontró con un coche en el que iba un chaval de unos veinte años, a lo mejor era un amigo suyo, pero, ¿y si también lo era de mi hermano? Estaba confusa y perdida, aunque en realidad lo único que me pasaba era que tenía miedo se paró donde estaba Antonio.

-¡Eh que pasa!.

-¡Hey! Hola Tomás, ¿tú por aquí?.

-Nada tío que mi madre me ha mandado a comprar unas cosillas y tal, ¿te vienes?.

-Que va primo, estoy aquí con mi novia.

-¿Tú novia?, ¿desde cuando esa palabra está en tu diccionario mental? Y yo que pensaba que eras un tío estudioso que pasaba de las tías – su amigo o lo que fuera me sacó la lengua y me guiñó el ojo así que me imaginé que era broma – Pues venirse los dos, es que me da palo ir solo a los sitios tu sabes Antonio que yo para comprar las cosas soy un poco despistado, ja, ja, ja, ja.

-Ahora mismo íbamos a almorzar que no hemos comido nada en todo el día primo, ¿si quieres venirte?.

-¡Bah! Tú sabes que yo me apunto a un bombardeo.

-Lo sé, lo sé, ¿entonces qué, vienes o no?.

-¡Pues claro primo!.

Tanto primo y tanta confianza me daba de que no eran solamente amigos, sino que eran familiares, bueno pues se ve que hoy es el día de los encontronazos familiares, espero que a mi eso no me ocurra pero con la suerte que he tenido en todo este momento creo que hoy no es mi día y que pasará algo, soy así de negativa no lo puedo evitar y si puedo evitarlo va en contra de mis principios.