
Domingo, 25 de abril un día tan aburrido como cualquier otro domingo. Aprovechando que no tengo deberes, ni nada que estudiar voy a recoger mi cuarto, y después barreré la cocina y el salón, pero antes, tengo que bajar a desayunar no vaya a ser que me desmaye, y cuando vuelva mi madre se encuentre este cuadro. Estoy cansada solo de pensar que mañana es lunes y que vuelvo a la rutina de siempre: me levanto, me visto, me peino, me lavo la cara, desayuno, me lavo los dientes y tropecientas mil cosas que tengo que hacer antes de irme al maldito instituto. Bajé a la cocina a la velocidad de un rayo del hambre que tenía, abrí la puerta del frigorífico, cogí el cartón de leche, cerré la puerta del frigorífico, cogí los cereales y un cuenco ¡ah! y una cuchara no pretendo comerme los cereales con la mano. Me siento en la silla y preparo mi cuento con leche fría y cereales con miel. Oí la puerta de la entrada cerrarse, me imagino quien será, ¡el estúpido de mi hermano! Pero bueno el nivel de estupidez ya no se lo quita nadie porque ha alcanzado el tope.
-Hola hermanita - dijo con ironía.
-Conozco ese tono y si vienes a pedirme algo ya sabes ... Vete por donde has venido.
-Bueno tampoco te pongas así Ester.
-Haber ¿y cómo quiere el señorito que me ponga? Acaso, ¿nos ha tocado el cupón?.
-Desde luego cada día te levantas más malaje.
-Si, saldré a ti.
-No creo, yo siempre tengo una sonrisa de oreja a oreja.
-¿Si? Pues verás que gracia te va a hacer cuando te diga que he tirado tu pulsera de la suerte
-¿Qué has hecho qué? - dijo con un tono un poco alterado - ¿No será verdad no?.
-Claro que no es verdad, pero, si supieras la cara de payaso que has puesto ahora mismo, ha merecido la pena decírtelo.
-Si, tú y tus niñerías.
-Ya claro te recuerdo que tienes dos años más que yo.
-19 tacos es todo un privilegio para mí, también tengo que recordarte que tengo el carné de conducir.
-Si y yo también tengo que recordarte que ya eres mayorcito de edad y que deberías independizarte porque sino te vas a morir en esta casa.
-¡Ay! Hermanita que poco sabes de la vida
-Y tú que poco sabes de matemáticas y nadie te culpa por ello.
-Ja, ja, ja - Nos reímos al unísono, esta es la conversación más tonta que hemos tenido en la vida - Bueno Rubén me voy que tengo que arreglar mi cuarto que está hecho un asco.
-Pues como la dueña - me dijo y a la vez me sacó la lengua en señal de broma, yo le sonreí mientras me iba escaleras arriba para entrar en mi cuarto.